El 22 de abril de 1992, una serie de explosiones devastadoras arrasaron varias calles del barrio de Analco, en el sector Reforma de Guadalajara, causando una de las tragedias más graves en la historia reciente de la ciudad. Los hechos ocurrieron poco después de las 10:00 de la mañana, hora local, y tuvieron consecuencias devastadoras para la comunidad.
Según informes oficiales y testimonios de testigos, las explosiones fueron provocadas por la acumulación de hidrocarburos en el sistema de alcantarillado, que finalmente detonaron, generando una cadena de detonaciones que destruyó más de ocho kilómetros de calles. La calle Gante fue una de las zonas más afectadas, con daños estructurales severos que desplazaron a numerosos residentes y comerciantes.
«Las cifras oficiales» indican que la tragedia dejó un saldo de aproximadamente 212 personas fallecidas, 69 desaparecidos y 1,800 heridos. Además, la destrucción fue significativa en términos materiales: 1,142 viviendas, 450 comercios, 100 centros escolares y hasta 600 vehículos resultaron dañados o destruidos por las explosiones y sus consecuencias.
Las explosiones no solo impactaron en la estructura física de la zona, sino que también generaron un profundo impacto emocional en la comunidad, que aún recuerda aquel día como uno de los momentos más oscuros de su historia reciente. La tragedia llevó a las autoridades a reforzar las medidas de seguridad en sistemas de alcantarillado y a implementar protocolos de emergencia para prevenir incidentes similares en el futuro.
Hasta la fecha, las heridas y el recuerdo de aquel día permanecen en la memoria colectiva de Guadalajara, marcando un capítulo trágico en la historia de la ciudad.
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