En un giro inesperado de los acontecimientos, el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha declarado su intención de eliminar el polémico peaje de nueve dólares que rige el acceso a Manhattan, lo que ha desatado una serie de reacciones en la política neoyorquina. La administración Trump anunció esta decisión a través de un mensaje en su cuenta oficial de X, en el que el magnate republicano se presenta con una corona, evocando la portada de la revista “Time” y proclamando: “El peaje por congestión ha muerto. Manhattan y toda Nueva York están salvados, ¡larga vida al rey!”.
La medida, que busca desmantelar un programa implementado para disminuir la congestión vehicular y mejorar la calidad del aire, ha sido objeto de críticas por parte del ex presidente, quien argumenta que esta tarifa afecta desproporcionadamente a la clase trabajadora y a los pequeños comercios. En declaraciones realizadas durante la campaña electoral, Trump prometió abolir el peaje si regresaba a la Casa Blanca, sugiriendo que podría hacerlo a través del Departamento de Transporte.
El 19 de febrero, Sean Duffy, secretario de transporte, respaldó la postura de Trump en una carta dirigida a la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul. Duffy expresó su preocupación por el impacto financiero que el peaje tiene sobre los ciudadanos de clase trabajadora, y anunció que las autoridades federales se pondrían en contacto con el estado para discutir el “cese ordenado de las operaciones de peaje”.
La gobernadora Hochul no tardó en responder a esta declaración. En una conferencia de prensa, afirmó: “El presidente Donald Trump dijo ‘Larga vida al rey’. Estoy aquí para decir que Nueva York no trabajó bajo un rey durante más de 250 años y estoy segura de que no va a empezar ahora”. Hochul también indicó que el asunto se resolverá en los tribunales, dejando abierta la posibilidad de un enfrentamiento legal entre el estado y la administración federal.
Por su parte, el presidente de la Autoridad Metropolitana de Transportes (MTA) de Nueva York, Janno Lieber, anunció que se han presentado documentos a la corte federal para asegurar la continuidad del programa de peaje, que, según datos de la MTA, logró reducir la circulación de vehículos en un 9% durante su primer mes de implementación.
La controversia en torno al peaje de Manhattan no solo refleja las tensiones entre la administración federal y el gobierno estatal, sino que también pone de relieve la polarización política que caracteriza el actual panorama estadounidense. Mientras tanto, el futuro del programa sigue siendo incierto, en medio de un cruce de declaraciones y la amenaza de un proceso judicial.
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