En el marco del Día Mundial del Clima, especialistas han señalado que la grave sequía que afecta a la frontera entre México y Estados Unidos está poniendo a prueba la relación bilateral y el cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944. Este acuerdo, que establece un reparto equitativo del agua del río Bravo, se enfrenta a desafíos sin precedentes debido a factores como el cambio climático, el crecimiento demográfico y las crecientes demandas económicas.
La doctora Rosario Sánchez, directora del Foro Permanente de Aguas Binacionales, subrayó la importancia del tratado como un modelo a seguir en la gestión de recursos hídricos, pero advirtió que su diseño optimista no tiene en cuenta la realidad actual. «La situación de las cuencas del Río Colorado y Río Bravo es crítica… los volúmenes asignados a cada país no cumplen las expectativas», señaló.
Por su parte, el abogado especializado en el uso del agua, Juan Jaime Sánchez Meza, enfatizó que las alertas sobre la sequía son reflejo de una realidad inminente. “No estamos en riesgo de sequía, la estamos viviendo”, afirmó, describiendo el fenómeno como un proceso insidioso que se percibe lentamente, pero que tiene graves consecuencias.
El Tratado de Aguas de 1944 otorga a México dos tercios de las aguas del río Bravo, mientras que EE.UU. recibe el tercio restante. Además, el acuerdo estipula que EE.UU. debe proporcionar anualmente a México 1,850 millones de metros cúbicos del río Colorado. Sin embargo, recientemente, el gobierno estadounidense anunció que negará la solicitud de México para una dotación especial de agua del río Colorado para Tijuana, un hecho sin precedentes que refleja la creciente tensión en la gestión compartida de estos recursos.
La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, ha reconocido que la escasez de agua ha impactado la distribución fronteriza acordada, y se comprometió a abordar el problema, aunque sin ofrecer detalles específicos.
Los ríos Colorado y Bravo son vitales, abasteciendo a millones de personas y regando extensas áreas agrícolas en ambos países. La situación actual pone de manifiesto la necesidad de un replanteamiento en la gestión del agua en un contexto de crisis climática y creciente demanda, lo que podría llevar a un conflicto más profundo si no se toman medidas efectivas de colaboración.
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