Por: José Francisco Castillo Madrigal
La salud pública en Jalisco enfrenta una encrucijada. A pesar de avances significativos en infraestructura y cobertura, los retos estructurales siguen siendo profundos y urgentes. Desde enfermedades crónicas hasta desigualdades en el acceso, el sistema sanitario estatal necesita una reconfiguración integral para responder a las demandas de una población diversa y creciente.
Enfermedades prioritarias: el peso de lo prevenible
Según datos del Instituto de Información Estadística y Geográfica de Jalisco, las principales causas de enfermedad (tomando como referente el año 2022) fueron:
• Infecciones respiratorias agudas: 871,134 casos
• Infecciones urinarias: 170,620 casos
• COVID-19: 120,365 casos
• Obesidad: 76,868 casos
• Hipertensión arterial: 45,406 casos
• Diabetes tipo II: 32,770 casos
En el 2024, aunque aún no se han publicado todos los datos definitivos, los informes preliminares y tendencias recientes permiten identificar las enfermedades más frecuentes
• Infecciones respiratorias agudas: más de 870 mil (continúan siendo la principal causa de enfermedad en el Estado)
• Infecciones de vías urinarias: más de 170 mil (son más frecuentes en mujeres)
• Infecciones intestinales (otros organismos): más de 150 mil (incluyen casos mal definidos).
• COVID-19: más de 120 mil (Ocupó el cuarto lugar en mujeres y el tercero en hombres).
• Obesidad: más de 76 mil (afecta significativamente a ambos géneros).
• Úlceras, gastritis y duodenitis: más de 55 mil (problemas digestivos comunes)
• Gingivitis y enfermedad periodontal: más de 53 mil (relacionadas con salud bucal).
• Intoxicación por picadura de alacrán: más de 48 mil (particularmente frecuente en zonas rurales).
• Hipertensión arterial: más de 45 mil (enfermedad crónica en aumento).
• Diabetes mellitus tipo II: más de 32 mil (con alta prevalencia en adultos mayores).
Estas cifras revelan que muchas de las enfermedades más comunes son prevenibles o controlables con intervenciones oportunas. Sin embargo, la falta de acceso regular a servicios médicos, especialmente en zonas rurales, agrava su impacto.
Presupuesto: inversión insuficiente
Para 2025, el presupuesto estatal para salud en Jalisco asciende a 20,296 millones de pesos, lo que representa apenas el 11.6% del gasto total del estado. Aunque se han destinado recursos importantes a infraestructura —como los 6 mil 160 millones de pesos para hospitales y centros de salud en los próximos tres años—, el gasto per cápita sigue siendo desigual:
• Personas con IMSS: $9,635.00
• Personas con ISSSTE: $11,531.00
• Personas sin seguridad social: $4,225.00
Esta brecha perpetúa la desigualdad en el acceso y calidad de atención.
En lo referente a infraestructura, Jalisco ha invertido en la construcción y rehabilitación de más de 22 hospitales y 233 centros de salud entre 2019 y 2022. Destacan proyectos como el Hospital Civil de Oriente en Tonalá, el Instituto Regional de Cancerología y el Centro de Atención Integral de Oncología Pediátrica.
Sin embargo, casi la mitad de la población jalisciense no cuenta con seguridad social, lo que exige ampliar la cobertura y garantizar atención médica universal. El Consejo Estatal de Salud 2025-2030 ha fijado como meta alcanzar una cobertura del 100% para población no asegurada. Un reto que se ve difícil, pero que no sería imposible si prevalece la voluntad política.
Si se quiere realmente avanzar, aquí enumero algunas de las alternativas: Fortalecer el modelo hospital-escuela (Integrar formación médica con atención directa, como lo hacen los Hospitales Civiles de Guadalajara); Impulsar la prevención, con campañas de salud pública enfocadas en nutrición, actividad física y salud mental; Reformar el financiamiento, aumentando por ejemplo impuestos al tabaco y alcohol, lo que podría generar hasta 47 mil 800 millones de pesos adicionales para revertir recortes (esto habría de pasar por el Congreso Federal); Digitalización del sistema, implementando expedientes electrónicos y telemedicina para zonas alejadas; Participación ciudadana mediante consejos comunitarios que vigilen el uso de recursos y la calidad de atención.
Jalisco tiene el talento, la infraestructura y la voluntad política para convertirse en un referente nacional en salud pública. Pero para lograrlo, debe cerrar las brechas de acceso, invertir con visión de largo plazo y poner a las personas —no a la burocracia— en el centro de su sistema sanitario.