La misa oficial celebrada este domingo en Búfalo (Nueva York) en honor a las 10 víctimas mortales de la masacre de motivaciones racistas que conmocionó a la ciudad, se convirtió en un grito contra el supremacismo blanco y una llamada a que se haga justicia y se avance hacia la reconciliación.
Ante los principales representantes políticos del estado de Nueva York, el obispo baptista Darius Pridgen pidió todos los recursos necesarios para que se haga justicia contra el joven atacante de 18 años que, según el obispo, escribió un manifiesto antes de asesinar a 10 personas y herir a otras tres: «Voy a matar a todos los negros».