En el marco del Día Internacional de la Educación 2025, bajo el lema “IA y educación: preservar la autonomía en un mundo automatizado”, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) invita a la reflexión sobre el impacto de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito educativo y la necesidad de mantener el control sobre nuestro futuro. Norberto Maldonado, experto en tecnología, advierte sobre los riesgos y oportunidades que la IA presenta en este contexto.
Maldonado señala que, si bien la IA tiene el potencial de revolucionar la educación de formas inimaginables, también conlleva el peligro de homogeneizar el pensamiento y limitar la autonomía intelectual. Esta dualidad plantea una crítica fundamental: ¿estamos realmente formando mentes críticas capaces de cuestionar y decidir, o simplemente adaptando a los estudiantes a un sistema automatizado que podría reducir su capacidad de innovación?
La capacidad de la IA para dictar decisiones, desde las noticias que consumimos hasta las rutas que seguimos, nos lleva a cuestionar la esencia misma de la educación. “La educación debe ser el motor que impulse la capacidad de las personas para pensar críticamente”, afirma Maldonado, subrayando la necesidad de evaluar críticamente las tecnologías que integramos en el aprendizaje. Esto sugiere que, aunque la IA puede facilitar ciertos procesos, su implementación debe ser cuidadosamente considerada para evitar que se convierta en un obstáculo para el pensamiento crítico.
El Día Internacional de la Educación de este año no debe ser un mero recordatorio de la IA como herramienta, sino una llamada urgente a la acción para proteger nuestra capacidad de cuestionar y decidir. “La verdadera innovación en la educación no consiste en cómo integramos la IA, sino en cómo preservamos la humanidad en el proceso”, enfatiza el experto. Este enfoque no solo resalta los pros de la IA, como la personalización del aprendizaje y el acceso a información, sino que también pone de manifiesto sus contras, como la posibilidad de deshumanización y dependencia tecnológica.
El debate sobre la IA en la educación requiere un enfoque inclusivo y crítico, que trascienda los intereses tecnológicos y económicos. La educación debe reafirmarse como un derecho humano fundamental, no como un producto diseñado para optimizar el rendimiento en un sistema dominado por máquinas. “La educación del futuro debe centrarse en empoderar a los individuos para que sean agentes de cambio en un mundo automatizado”, concluye Maldonado.
Este Día Internacional de la Educación debe ser un punto de inflexión, una oportunidad para reafirmar nuestro compromiso con una educación que empodere a las personas. En última instancia, la verdadera medida de progreso no radica en la sofisticación de nuestras máquinas, sino en la libertad, conciencia y autonomía que poseemos como seres humanos.
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