La Unión Europea (UE) subrayó hoy que en el marco del «cambio dramático» que vive el mundo, la mejor manera de ver a la COVID-19 es como el «gran acelerador de la historia», pues amplía tendencias previas.
El Alto Comisionado de Política Exterior de la eurocomunidad, Josep Borrell, hizo el señalamiento al dirigirse a la Conferencia Anual de Embajadores de Alemania, que este año se realizó por videoconferencia, donde se enlazó a Berlín con Bruselas.
La cita se celebra habitualmente en agosto, pero fue adelantada porque el próximo junio Alemania asumirá la presidencia rotatoria del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y en julio la presidencia semestral de la UE.
En ese marco Borrell subrayó que el mundo está sin liderazgo y Asia asume un papel cada vez más importante en economía, seguridad y tecnología.
Los analistas desde hace tiempo hablan del fin del sistema que encabezaba Estados Unidos y la llegada de la centuria asiática. «Y esto es lo que está sucediendo frente a nuestros ojos», destacó.
Por ello, si el siglo XXI se convierte realmente en una centuria asiática, como el siglo XX lo fue de Estados Unidos, la pandemia bien podrá ser recordada como el punto de cambio de ese proceso, señaló en su conferencia.
La emergencia por el nuevo coronavirus es la primera crisis importante en décadas en la cual Estados Unidos no encabeza la respuesta internacional, quizá no les interese, dijo antes de agregar que a donde quiera que vemos hay crecientes rivalidades, de manera especial entre ese país y China.
Esa rivalidad tiene un efecto paralizante en el sistema multilateral, es decir, el Consejo de Seguridad, el Grupo de los 20, la Organización Mundial de la Salud y otras entidades. Hay mucho más desacuerdo y vetos pero cada vez menos acuerdos, indicó.
Hizo ver que el mundo se está volviendo cada vez más digital y también con mayor injerencia estatal, donde las preguntas centrales son tanto quién controlará las redes digitales como quién establecerá las reglas y los estándares.
Como tercera característica del mundo actual, la globalización está bajo presión, afirmó el excanciller español, y se necesita un acercamiento más estratégico para manejar las vulnerabilidades y las dependencias.
Cerró su bosquejo del momento actual con el señalamiento de que hay riesgo de ser menos libre, menos próspero, más desigual, más fragmentado. Ustedes, dijo a los embajadores, tienen mucho trabajo.
