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Jalisco no se detiene

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Por: Carlos Anguiano Zamudio

Cuatro años de gobierno de Aristóteles Sandoval en Jalisco se han cumplido.  El gobierno del estado ha logrado transitar hacia el último tercio con estabilidad, orden, pulcritud, sin grandes escándalos, sin grandes conflictos, sin errores garrafales. 

La historia de esta gestión de gobierno arrancó con números altos, originados por la expectativa que se generó durante la campaña electoral que le precedió, donde el carismático candidato conquistó voluntades, aglutinó alianzas, cautivó electores y logró un triunfo limpio, claro, inobjetable.

Después de 18 años y 3 sexenios gobernados en Jalisco por panistas, los últimos 12, con Presidente de la república azul, que redujo al PRI a partido de oposición, recuperar Jalisco exigía candidatos, estrategias y operación político electoral de grado quirúrgico.  Se logró.  La decepción ciudadana de los gobiernos panistas, de sus excesos, de sus abusos, de sus dislates y pifias, abrió la puerta a nuevas opciones y el Partido Revolucionario Institucional postuló acertadamente a un joven valor, que cumplió con creces la exigencia, sembró la esperanza, devolvió la mística a las bases del partido para poner en movimiento a la obsoleta estructura territorial en el estado, dándole vida a la marca partidista, refrescando la imagen partidista y dinamizando el quehacer político.

Aristóteles Sandoval es la más reciente versión de priista triunfador, contundente en las urnas, que proviene desde el liderazgo de la organización juvenil, y escaló una senda recuperando espacios perdidos ante el panismo jalisciense en su mejor momento, ganando elecciones distrital, municipal y estatal, volviéndose rentable en cualquier escenario, por su perfil discordante del antiguo modelo: él es cálido de trato, cercano, afable, atiende a la gente, enfrenta a la crítica frontalmente, explica, no divaga. Propone, no filosofa.  Construye, demuestra, conquista, convence, genera confianza.

En Jalisco, sus dos antecesores candidatos a gobernador por el PRI se acercaron al triunfo, pero fueron incapaces de obtenerlo. Le dejaron como punto de partida, un priismo en desánimo, temeroso, desorganizado, desconfiado. A la par, tuvo la oportunidad de enfrentar a una sociedad recelosa, enojada, engañada y ofendida por los abusos, excesos y pifias del gobernador panista, Emilio González Márquez, así como por los efectos colaterales de la guerra fallida contra el narcotráfico del presidente Felipe Calderón Hinojosa, como factores preponderantes en el clima social.

La campaña electoral de Jorge Aristóteles le devolvió al priismo la esperanza, la sed de victoria, le dio ánimo, alegría, frescura. Obtuvo el voto de jóvenes y primeros electores, atrajo al voto femenino, arrastró a liderazgos interiores y generó un bono de confianza en votantes urbanos y en la mayor parte de los municipios del interior.

Llega al gobierno con niveles de aprobación superiores al 65%, con gran expectación ciudadana, tanto de sus correligionarios como de los opositores, con respecto a cuál sería su estilo de gobierno. Agoreros del caos, presagiaron el fracaso que no llegó. Para quienes pensaron que no cambiaría nada, el gobierno cambió y para bien. Tras 2/3 del camino recorrido, lo que antes fueron planes, hoy son realidades. Hoy se puede hablar de que Jalisco es un estado bien gobernado.

La estabilidad política del estado, era un rasgo que ya no se recordaba. Los niveles de desaprobación de los anteriores gobernadores, priistas y panistas, alcanzaron niveles altos. Incluso por momentos se tocaron los umbrales de la ingobernabilidad. Al actual gobernador de Jalisco, se le debe reconocer que ha sabido llevar las riendas del gobierno, dando dirección, imponiendo orden, disciplinando a la nueva clase burocrática, generando un estilo directivo propio, una mística de trabajo, un modelo de ejercicio del poder que ha dado como fruto, cuatro años de sostener niveles de aceptación positivos, niveles de rechazo moderados, de impulsar un liderazgo real que le genera respeto entre afines y contras.

Jalisco tiene rumbo. Se avanza con pasos firmes en la conservación y crecimiento de la infraestructura, se apuesta firmemente por el futuro, ampliando, modernizando, actualizando la cobertura, oferta y alcance de la educación pública, re direccionando los vocacionamientos regionales mediante el impulso del estado para consolidar polos de negocio, captar inversiones, retener a los jaliscienses en su lugar de origen, generar oferta laboral, atraer al turismo, impulsar la reactivación económica de ciudades medias y elevar la calidad de vida de los jaliscienses.

Más allá de números, cifras y datos, Jalisco es líder nacional en creación de empleos formales, líder nacional en inversión extranjera y exportaciones, primer lugar nacional en combate a la pobreza (CENEVAL), líder nacional en combate al cambio climático, primer estado del país en donde habrá revocación de mandato, primer estado en promover la desaparición del fuero, primer estado en otorgar vales de transporte a estudiantes, tendremos el tren eléctrico más moderno de América Latina. Jalisco es el gigante agroalimentario de México, es la capital de la innovación, se logró el primer lugar en transparencia presupuestal y fiscal entre otros aciertos que han dado realce a nuestra tierra.

Tenemos un gobernador bien calificado, que despierta interés más allá de nuestra tierra y se hace visible en las cúpulas de poder, por sus aciertos y operación oportuna de las coyunturas. Su desempeño escénico, su discurso convincente, su imagen congruente y su desempeño sin sobre saltos mediáticos, lo posiciona como un activo útil, necesario para los relevos generacionales del priismo, una carta fuerte, que pese al desgaste natural que gobernar produce, conserva envidiable rentabilidad electoral.

Pese a que Jalisco no se detiene, este estado necesita muchos otros Aristóteles Sandoval. Nuestra tierra en los últimos lustros ha generado nombres y personajes que han quedado en la antesala de la candidatura presidencial. La grandeza de nuestra tierra reporta cantidad importante de votos y puede definir la elección presidencial de 2018. Los escenarios de la tendencia y el ideal no le son tan favorables, pero la coyuntura y la oportunidad podrían impulsarlo a posiciones estratégicas y espacios de primer nivel. Por méritos propios, su capital político será valorado e incorporado al tablero de la política nacional.

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@carlosanguianoz en Twitter

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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2