Las recientes inundaciones en Texas, que dejaron más de 100 víctimas fatales y numerosas personas desaparecidas, también han sido escenario de una rápida propagación de información falsa en plataformas digitales y medios locales. La intensidad de los eventos climáticos ha provocado una ola de teorías conspirativas tanto desde la izquierda como desde la derecha, sin respaldo científico.
Tras las lluvias torrenciales del fin de semana, diversas cuentas en la plataforma X (antes Twitter) han difundido afirmaciones infundadas. Por un lado, usuarios vinculados a la izquierda aseguraron que los recortes en personal y presupuesto en el Servicio Meteorológico Nacional (NWS), durante la administración del expresidente Donald Trump, habrían «degradado» su capacidad para realizar pronósticos precisos. Sin embargo, expertos del sector han aclarado que, si bien el NWS ha enfrentado reducciones en recursos, sus meteorólogos continúan brindando información confiable.
Por otro lado, algunos sectores de derecha han promovido teorías conspirativas que señalan la posible manipulación climática mediante la siembra de nubes, una técnica artificial que busca estimular la lluvia. Los especialistas en clima han desmentido esta hipótesis, afirmando que no existen evidencias que relacionen estas tecnologías con las recientes inundaciones en Texas.
La rápida circulación de estas informaciones falsas ha sido destacada por el grupo de vigilancia de desinformación NewsGuard, cuyos analistas, Sarah Komar y Nicole Dirks, señalaron que tanto la izquierda como la derecha están contribuyendo a la difusión de datos erróneos en un contexto de crisis.
Expertos en comunicación y climatología advierten que, en situaciones de eventos climáticos extremos, la proliferación de teorías conspirativas suele incrementarse, generando confusión y dificultando la labor de las autoridades en la gestión de emergencias y la información verificada.
