La pasada semana, Nigeria enfrentó una de sus peores crisis por inundaciones repentinas que han provocado la pérdida de al menos 150 vidas en la ciudad de Mokwa, ubicada en el centro del país, según informaron las autoridades locales. La tragedia ha dejado además a más de 3,000 personas desplazadas, numerosos hogares destruidos y importantes daños en infraestructura, incluyendo puentes y carreteras.
De acuerdo con Ibrahim Audu Husseini, portavoz de la Agencia Estatal de Gestión de Emergencias del Estado de Níger, las lluvias torrenciales ocurridas entre miércoles y jueves inundaron decenas de viviendas en Mokwa y sus alrededores, situados cerca del río Níger. La corriente ha arrastrado muchos de los cuerpos hacia el río, complicando las labores de rescate y elevando la incertidumbre sobre el número final de víctimas.
El gobierno nigeriano ha respondido rápidamente a la crisis. El presidente Bola Tinubu anunció en sus redes sociales la movilización de las fuerzas de seguridad y la implementación de acciones de ayuda humanitaria para asistir a los afectados. «Se están desplegando sin demora materiales de socorro y asistencia para refugios temporales», afirmó el mandatario.
En la zona afectada, los reportes indican que numerosos edificios colapsaron y que las vías de comunicación permanecen inundadas, dificultando el acceso y las labores de rescate. Un periodista presente en el lugar describió cómo algunos cadáveres fueron recuperados entre los escombros, y señaló que las tareas de excavación continúan con maquinaria especializada para localizar a los desaparecidos.
Entre las víctimas se encuentra una familia de 12 miembros, de los cuales solo se ha logrado localizar a cuatro, según información oficial. Mohammed Tanko, un funcionario de 29 años, relató que perdió a al menos 15 personas en su vivienda, que fue completamente destruida por las aguas.
Las autoridades advierten que el número de víctimas podría seguir aumentando a medida que avanzan las labores de búsqueda y rescate en la zona afectada. La tragedia en Nigeria evidencia la vulnerabilidad del país ante fenómenos climáticos extremos, en un contexto donde las lluvias intensas se vuelven cada vez más frecuentes y severas.
