Alejandra, una inmigrante transgénero que huyó del acoso de los cárteles mexicanos, libra una lucha para lograr asilo en Estados Unidos, después de vivir un “verdadero calvario” al ser torturada por la mafia en la ciudad mexicana de Nogales (fronteriza con la ciudad homónima del lado estadounidense), y sufrir abuso sexual en los centros de detención en Estados Unidos.
“La primera vez que me agarró la mafia me golpearon muy feo y me torturaron porque no quise trabajar para ellos de sexoservidora y distribuyendo droga. La segunda vez me volvieron a golpear y la tercera vez me cortaron el dedo de mi mano derecha”, dijo a Efe la joven de 24 años, originaria del estado mexicano de Veracruz.