La ola de incendios que azota España en los últimos días ha consumido casi 115.000 hectáreas, poniendo en alerta máxima a las comunidades de Galicia y Castilla y León. La situación se ha complicado especialmente en la frontera entre ambas regiones, donde el fuego ha obligado a cerrar varias carreteras y a interrumpir el servicio de trenes entre Madrid y Galicia, que seguirá detenido al menos hasta este sábado por la mañana.
El incendio en Chandrexa de Queixa, Ourense, ha pasado a la historia como el más grande registrado en Galicia, con 16.000 hectáreas quemadas. La Xunta de Galicia ha emitido una alerta a través de móviles en 30 municipios ourensanos, instando a la población a confinarse para evitar riesgos. El director general de Defensa do Monte, Manuel Rodríguez, ha reconocido que la magnitud de los incendios “empieza a desbaratar los servicios de emergencia”, evidenciando la gravedad de la situación.
En León, más de 3.000 personas han sido evacuadas en 15 localidades debido a los incendios que avanzan sin control, mientras que en Yeres, cuatro soldados de la Unidad Militar de Emergencias (UME) resultaron heridos y se encuentran en recuperación. Actualmente, hay 17 focos activos distribuidos en Salamanca, Valencia, A Coruña, Cáceres, León, así como en distintas zonas de Ourense y Zamora, lo que refleja la dimensión de la crisis.
Las autoridades y bomberos continúan trabajando intensamente para contener los incendios, pero la persistente sequía, las altas temperaturas y los vientos complican la extinción. Los incendios en España no solo amenazan el patrimonio natural y las viviendas, sino que también impactan en la movilidad y la vida diaria de miles de ciudadanos. La población se mantiene en alerta, a la espera de que las condiciones mejoren y se pueda controlar la emergencia.