Por: Verónica Juárez Piña
En el marco de Conversatorio ¿Por qué y cómo un Ingreso Mínimo Vital para México?, en el que participaron la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Laura Rojas; los Coordinadores de los diferentes Grupos Parlamentarios, especialistas, académicos y representantes de organizaciones civiles; en mi calidad de Coordinadora del Grupo Parlamentario del PRD (GPPRD), propuse la instalación de una mesa de trabajo para de una vez por todas lograr el consenso necesario para hacer realidad el Ingreso Mínimo Vital.
En el mismo sentido, propuse al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, asuma esta propuesta como suya, para que a partir de esa política que tiene de atender primero a los pobres, también el Ingreso Mínimo Vital forme parte de uno de sus programas.
Urge la buena voluntad y disposición de todas y todos porque ya es necesario darle una respuesta realmente efectiva a quienes en este momento la están pasando muy mal por la crisis económica generada por la pandemia. Crisis que, por la caída de los diversos indicadores económicos en el país, se prolongará por un tiempo indeterminado.
Este ingreso beneficiaría a quienes perdieron su empleo por el COVID-19, a quienes tienen que llevar el sustento a su familia, a quienes a pesar de no tener empleo tienen que pagar la luz, el agua, el gas, y otros bienes y servicios; al desempleado que tiene que pagar sus deudas bancarias y a quienes tuvieron que cerrar sus pequeñas empresas familiares.
Así como a la mamá que es responsable de la familia, a la trabajadora doméstica que carece de un ingreso fijo, quienes se dedican a la venta por catálogo, al taxista y chofer de transporte público cuyos ingresos se redujeron al mínimo; a quienes tienen enfermos en casa y no cuentan con ingresos, a electricistas, artesanos, comerciantes, albañiles, herreros, zapateros, boleros, y otros prestadores de servicios; entre otros trabajadores afectados por la pandemia.
Retomo la afirmación expresada en el Conversatorio de que nadie se quede atrás y reitero la necesidad de que en México veamos cómo se puede lograr para ayudar a las personas que quieren trabajar, pero que no pueden hacerlo por el cierre de empresas.
Hay millones de personas en la pobreza, que se agudizará por el desempleo, y a los que por desgracia los programas que ha implementado el Gobierno Federal no les llegan o no alcanzan.
El Ingreso Mínimo Vital sería una alternativa para aquellas personas que no están inscritos en estos programas y cuya circunstancia se ha recrudecido con la pandemia, al grado de que están echando mano de los ahorros de sus pensiones y comprometiendo su patrimonio.
Es evidente que, frente a esta grave situación, tenemos motivos suficientes para dar una respuesta inmediata.
Desde el Congreso de la Unión tenemos la obligación ética y moral, así como el mandato constitucional para tomar todas las decisiones que en términos de beneficio social contribuyan en el mejoramiento de la calidad de vida de todas y todos los mexicanos.
