La apertura propiciada por Mijail Gorbachov, expresidente de la URSS fallecido este martes, tuvo también su deriva deportiva y contribuyó decisivamente a poner fin a la etapa de los boicots olímpicos y a que los Juegos de Seúl’88 se disputasen de nuevo con una participación universal.
Tras el boicot de Estados Unidos a los Juegos de Moscú’80 y el de la URSS y sus aliados a Los Ángeles’84, los contactos entre Gorbachov y el presidente estadounidense Ronald Reagan propiciaron la vuelta a la normalidad y la reunión bajo el paraguas de los cinco aros de los mejores atletas del mundo.