La Universidad de Guadalajara (UdeG) gestionó, en días pasados, ante la Secretaría de Educación Pública, la aplicación de una dosis de refuerzo a corto plazo para asegurar la protección de los miles de docentes mexicanos que fueron inmunizados con el biológico CanSino.
Lo anterior con base en los resultados de la investigación realizada sobre esta vacuna por un grupo de investigadores de la Sala de Situación en Salud por COVID-19 de la UdeG, que fue la primera a nivel mundial, fuera de los ensayos realizados por la propia empresa, y que evaluó la eficacia de la vacuna a través del monitoreo de anticuerpos neutralizantes, los cuales son vitales para prevenir infecciones o reinfecciones causadas por el virus SARS-CoV-2.
En el oficio, dirigido al Subsecretario de Educación Superior de la SEP, doctor Francisco Luciano Concheiro Bórquez, se explica que entre los principales hallazgos de la investigación destacan que ningún paciente presentó efectos adversos graves por la vacuna, misma que indujo un mayor porcentaje de anticuerpos neutralizantes en personas que habían enfermado de COVID-19 antes de la vacunación.
Otros de los resultados son que 7.4 por ciento de las personas sin antecedentes de COVID-19 no generó anticuerpos neutralizantes entre 21 y 24 días posteriores a la vacunación, y la edad avanzada y el uso de inmunosupresores se asociaron con una menor producción de anticuerpos neutralizantes.
Con base en estos resultados, la Sala de Situación en Salud de la UdeG recomendó una segunda dosis de la vacuna CanSino, siendo esto prioritario en personas sin antecedentes de COVID-19, de edad avanzada e inmunosuprimidas.
En el escrito se expone, además, que en caso de no ser posible administrar el mismo biológico, se planteé a las autoridades mexicanas que el registro nacional de esta vacuna se actualice con estatus de incompleto para no obstaculizar la posibilidad de que una persona pueda tener acceso, inclusive a otra dosis de una vacuna distinta, ya que los análisis preliminares sobre la combinación de otras vacunas sugieren que los beneficios son mayores a los riesgos mínimos que se pueden prever con la vacunación heteróloga.
