Este jueves 18 de septiembre, Francia vive una jornada de huelga y protestas masivas en rechazo al plan presupuestario de 2026 que contempla recortes sociales por 44 000 millones de euros. Desde primeras horas del día, el país experimenta interrupciones en el transporte público, cierre de escuelas y farmacias, y una fuerte presencia policial en las principales ciudades.
Las autoridades prevén la participación de hasta 900 000 manifestantes, en una movilización que recuerda las protestas del pasado 10 de septiembre convocadas bajo el lema “Bloqueemos todo”. Para contener posibles disturbios, el Ministerio del Interior desplegó un operativo de 80 000 policías y gendarmes. El titular de la dependencia, Bruno Retailleu, advirtió que entre 5 000 y 8 000 personas podrían generar desórdenes.
El detonante de la protesta fue el plan fiscal impulsado por el ex primer ministro François Bayrou, que incluía la eliminación de dos días feriados. Aunque su gobierno fue rechazado por el Parlamento y el nuevo jefe de gobierno, Sébastien Lecornu, anunció que no se eliminarán los días festivos, los sindicatos decidieron mantener la movilización.
Entre las principales demandas se encuentran la cancelación de los recortes propuestos, la derogación de la reforma de pensiones aprobada en 2023, mayor equidad fiscal y más recursos para los servicios públicos. De acuerdo con una encuesta publicada ayer, el 56 % de la población francesa respalda las protestas.
La jornada de huelga refleja el creciente malestar social ante las políticas de austeridad y marca un nuevo capítulo en la relación entre el gobierno y los sindicatos, en un contexto de alta tensión política y económica.
