En el estudio se recogieron datos de más de 3.300 adultos de Irán. Se les preguntó sobre hábitos alimenticios, ejercicio físico, consumo de tabaco, obesidad y presencia de estrés psicológico completando una serie de cuestionarios. También se les evaluó sobre la presencia de ansiedad y depresión con un instrumento de autoinforme.
Los resultados del estudio, publicados recientemente en la revista PLoS ONE (2016) mostraron que en los habitantes iraníes de mediana edad, aquellos con un perfil de estilo de vida más saludable (descrito mediante los indicadores mencionados antes) tenían un 95% menos de probabilidades de sufrir ansiedad y un 96% menos de probabilidades de estar deprimidos, comparados con aquellos que puntuaron menos en el estilo de vida saludable. De hecho, uno de los factores más importantes en esta relación pareció ser el hecho de sufrir menores niveles de estrés psicológico, al menos parece que su impacto fue mayor que el de llevar una dieta sana (las personas que llevaron una dieta más sana redujeron la probabilidad de depresión en un 29%).
Los autores concluyen que los adultos que no fuman, tienen bajos niveles de estrés psicológico y que llevan una dieta sana (mayor cantidad de frutas, verduras, legumbres, frutos secos y alimentos con más ácidos grasos poliinsaturados y omega-3, entre otros rasgos) tienen menos opciones de padecer trastornos de ansiedad y depresión. Aunque padecer este tipo de problemas de salud mental puede estar determinado en parte por los genes, parece que la forma en la que nos comportamos puede tener también un importante papel. Sería interesante que para completar este estudio, se valorase además el riesgo de sufrir otros problemas como el deterioro cognitivo. Otros estudios quizá contribuyan a conocer qué podemos hacer para cuidar nuestra salud mental además de a nivel físico.