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Erradiquemos el trabajo infantil

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Por: Verónica Juárez Piña

El trabajo infantil en cualquier parte del mundo es considerado una violación a los derechos humanos de las y los niños, ya que impide su sano crecimiento y detiene el desarrollo escolar, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). 

El Fondo de las Naciones Unidas indica que trabajar a temprana edad, impide que las y los infantes obtengan las competencias necesarias para emplearse en la fuerza laboral en el futuro. Además de que entorpece su desarrollo y les produce daños físicos, psicológicos y emocionales, y limita el acceso a la educación.

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) del 2017, señalaban que en México había al menos 2.12 millones de niñas, niños y adolescentes, entre los 5 y los 17 años que no se encontraban matriculados en ningún grado de la educación formal del sistema educativo nacional.

A pocos días de haber conmemorado el 12 de junio, Día Mundial contra el Trabajo Infantil, es menester insistir que el trabajo infantil tiene serias repercusiones sobre el acceso a la educación de niños y niñas cuyas familias requieren del ingreso extra que pueden proporcionar. 

Sin duda, el trabajo infantil es un fenómeno profundamente arraigado y vinculado a la desigualdad y a la pobreza económica en México, pero también a los problemas de violencia, discriminación, falta de oportunidades y deserción escolar. 

Actualmente, por la pandemia, muchos hogares enfrentan la caída o ausencia de sus ingresos o incluso la pérdida de empleos, ante esta situación, desafortunadamente el trabajo infantil puede suponer un apoyo a la economía familiar. 

En México, de acuerdo con cifras del Inegi, hay 3.2 millones de niños y niñas de 5 a 17 años que trabajan, en un porcentaje de 62.7% hombres y 37.3% mujeres. Esto a pesar de lo establecido en la Ley Federal del Trabajo que sanciona a quienes contratan a menores de edad.

Sin embargo, lamentablemente en nuestro país, el trabajo infantil se ha normalizado a una práctica cotidiana, donde las y los niños pasan de jugar a ser cuidadores de otros más pequeños, de abuelos o enfermos. 

No debemos olvidar que el trabajo infantil es un problema muy serio y complejo que requiere de esfuerzos coordinados tanto de las instituciones del Estado mexicano como de la sociedad civil. 

Aunque en materia legislativa existen avances, es necesario seguir tomando medidas para garantizar un mejor y más amplio acceso los derechos de niños y niñas en nuestro país.

Por eso, hoy más que nunca es necesario demandar a la titular de la Secretaría de Gobernación, y a la titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, y a sus homólogos de las Entidades Federativas, así como a la Secretaría Ejecutiva del SIPINNA; que tomen las medidas necesarias para fortalecer las acciones para la detección, prevención y erradicación del trabajo infantil, así como garantizar el Interés Superior de la Niñez.

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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2