El presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Rogelio Cabrera López, reconoció la labor de la comisión encargada de hablar con las autoridades de Estados Unidos para evitar aranceles a los productos de México.
En conferencia de prensa, el prelado reconoció que no se trata de una resolución definitiva, toda vez que México siempre ha tenido en su cabeza «la espada de Damocles, siempre amenazado, siempre con dificultades», y aplaudió dicha acción.
Indicó que espera que sea una tregua no de un momento, no de un mes, sino de «amigos de sabios vecinos que tenemos que compartir las mismas responsabilidades».
Manifestó su beneplácito porque el presidente Andrés Manuel López Obrador, con líderes políticos y religiosos, fuera a Tijuana, Baja California, a decir abiertamente al pueblo de Estados Unidos «que los mexicanos y los estadunidenses somos vecinos, hermanos y amigos».
Por ello invitó al vecino país del norte a reflexionar a que si no fuera por los mexicanos, esa nación no hubiera logrado nunca el nivel económico que tuvo en otras décadas.
Por otra parte, recordó que México siempre ha sido un país de puertas abiertas, de trato humanitario y respetuoso, mirando por el bien de los demás, por lo que convocó a los mexicanos a continuar con esta actitud, sobre todo en estos momentos donde el tema emergente es el de atender a los migrantes.
Asimismo, el también arzobispo de Monterrey invitó a los empresarios mexicanos a tener paciencia y a quedarse aquí, a fin de que sus capitales estén al servicio del comercio y la producción de México.
Recordó que México no puede vivir sólo de capital extranjero y de inversión de otras naciones, porque esa realidad, opinó, «nos pone en desequilibrio y desproporción», por lo que destacó la importancia de los empresarios mexicanos para impulsar desde dentro la economía del país.
Por último, llamó a México a corregir sus errores y que al final han generado pobreza y desunión, pues «no podemos ser pasillo de drogas, no podemos dejarnos abatir por la corrupción».
