Un reciente estudio publicado en el Journal of the American Heart Association advierte sobre los potenciales riesgos para la salud cardiovascular asociados al aumento del tiempo que los jóvenes dedican a utilizar dispositivos electrónicos, como teléfonos, videojuegos y televisores. La investigación, basada en datos de más de mil participantes en Dinamarca, evidencia que el consumo prolongado de pantallas se vincula con un mayor riesgo de desarrollar condiciones como hipertensión, colesterol alto y resistencia a la insulina, factores que contribuyen a enfermedades cardiometabólicas.
Según los hallazgos, la relación entre el tiempo frente a pantallas y los riesgos para la salud cardíaca resulta aún más significativa en aquellos jóvenes que duermen menos horas, sugiriendo que la exposición excesiva a las pantallas podría afectar la calidad y cantidad del sueño, agravando los posibles daños metabólicos. La investigación también destaca que la combinación de menos horas de sueño y un mayor uso de dispositivos electrónicos intensifica el riesgo de padecer estas patologías.
El estudio analizó datos de niños de 10 años en 2010 y de adolescentes de 18 años en 2000, provenientes de cohortes de estudios prospectivos en Dinamarca, y examinaron específicamente cómo el tiempo de pantalla se relaciona con factores de riesgo cardiometabólico. La investigación incluyó actividades recreativas como ver televisión, jugar videojuegos y utilizar teléfonos o tabletas para el ocio.
Los investigadores señalaron que, además del tiempo dedicado a las pantallas, el horario y la duración del sueño juegan un papel crucial en la relación con los riesgos metabólicos. Dormir menos y acostarse más tarde aumenta la probabilidad de desarrollar alteraciones en la salud cardiovascular, incluso con un uso similar de dispositivos. La falta de sueño podría potenciar los efectos nocivos del tiempo frente a pantallas, afectando los ritmos circadianos y alterando los procesos metabólicos.
Los expertos recomiendan que las consultas pediátricas incluyan conversaciones sobre los hábitos de uso de pantallas de los niños, junto con pautas sobre la dieta y la actividad física, para promover estilos de vida más saludables. Aunque el estudio señala asociaciones y no relaciones causales definitivas, destaca la necesidad de futuras investigaciones para determinar si limitar el uso de pantallas antes de dormir puede reducir efectivamente los riesgos cardiometabólicos en jóvenes.
Las autoridades sanitarias y los especialistas en salud pública coinciden en que reducir el tiempo frente a pantallas y favorecer un patrón de sueño adecuado son estrategias clave para proteger la salud cardiovascular de las nuevas generaciones.