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El PRI y su ADN perdido

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Por: Carlos Reyes

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¿Cómo se podría comenzar a hablar del PRI?

Me parece que hay dos rutas, la primera tiene que ver con el Partido de doctrina, de aquellos años cuando se escuchaban los nombres de Chema Morfín, de César Augusto Santiago, del mismo Ulises Ruiz o Luis Donaldo Colosio.

Como segunda ruta, podemos hablar sobre el PRI reciente, el partido manchado por la corrupción, los abusos, los excesos y de la política ficción, de todos los muchos malos adjetivos que ya hoy se han vuelto parte de su personalidad y de la historia que ya se cuenta sobre el villano favorito.

Pero para poder hablar del PRI con verdaderos fundamentos, es necesario haber militado en él, haberlo defendido por las grandes cosas que hizo en los años de crecimiento de México, de construir instituciones, de la conectividad carretera por todo el país, de las líneas del tren ligero en Jalisco, que hasta la fecha, solo los gobiernos Priistas han tenido el valor de hacerlas.

Para criticarlo, es necesario hablar con los militantes que no han sido escuchados, que claramente señalan que las opiniones a sus dirigentes les entran por una oreja y les salen por la otra, porque muchos prefirieron darle el poder de la gestión a fieles de otros partidos, porque la amistad es primero, porque se trata del equilibrio, porque “qué van a decir si soy firme”.

Cómo se puede hablar de democracia si no se abren los cargos internos a consulta a la base, cómo es posible hablar de valores cuando han perdido el rumbo de “La Justicia Social”, en qué momento los vemos en las plazas públicas trabajando de verdad con la gente, dónde quedaron todas las ideas de las campañas de 2012, 2015 y 2018?

Así a cualquier priista se le borra el ADN, se les borra lo que les dio el orgullo de ser y pertenecer, olvidaron las causas en el confort del poder, porque definitivamente es más cómodo quedarse en el twitter quejándose de lo que pudo haber sido, en lugar de salir a la calle y trabajar con los amigos y vecinos, convencerlos no de que son la mejor opción, sino de poner manos a la obra para mejorar nuestro entorno juntos.

Entre las razones a reflexionar está que perdieron el liderazgo, y hay que ser muy claros cuando dicen que el PRI no tiene vergüenza, ahí se equivocan, porque sí tienen vergüenza, les da vergüenza la camiseta, les da vergüenza ser priistas y decirlo, les da vergüenza como se han comportado las personas que se dicen dirigentes, militantes y hasta líderes.

Ellos son los culpables de que la simulación se dé en las calles, en los operadores políticos que ni si quiera saben qué quiere decir lo que son, en no tener un plan de partido donde su principal visión sea levantarle la moral a quienes se enfrentaron en la calle a la crítica de incongruencia, de los gobernadores que saquearon a sus estados, de los diputados chapulines, de los dirigentes elitistas.

¿De qué sirve meterle tanta pasión y corazón a un lugar que ya dejó de ser de todos?

Escuché al ex Gobernador Aristóteles Sandoval decir una reflexión: “Qué pasa con los candidatos de hoy, nosotros llegamos sin tener nada” y en uno de sus últimos discursos en el PRI dijo “Muchos me fallaron, le fallaron a Jalisco y le fallaron a su partido”, “Y quienes se fueron de aquí se fueron sin poder vernos a la cara”, “Y ya debemos definir lo que somos, y lo que no somos”.

En muchas ocasiones fue muy inspirador escuchar al Gobernador hablar sobre lo que debería ser una fuerza política, sin embargo de manera personal, me encontré con portazos en la cara, con secuaces de aquellos que se sentían grandes para hacer bloques contra otros, con dirigencias tristemente faltas de valor para hacernos creer que todo iba por el buen camino, pero sobre todo pudimos ver, los que queríamos a ese partido como nuestra casa, cómo se fue desmoronando hasta llegar a lo que es hoy.

Qué triste es ver a los grupos internos hacerse pedazos por los cascajos de lo que quedó, porque lejos de abonar a la reconstrucción seguirán cosechando salidas, deslealtades y enfrentamientos.

El PRI tiene dos mil 190 días para hacer algo, para defender los ideales de los que votaron en el escenario más complejo por ellos, habrá que esperar ver actuar en consecuencia a Eduardo Almaguer, Mariana Fernández, Ramiro Hernández, Sophía García Mosqueda, Abel Salgado, Oswaldo Bañales, y muchos más.

El tiempo nos revelará cuales son realmente las intenciones del nuevo PRI, si quedarse en el confort de la administración de la derrota, o de verdad renueva sus ideales, pasión y visión para salir a conquistar primero a sus militantes y después a enfrentarse en la lucha por servirle a la sociedad, tal vez no desde el poder mismo, pero sí como un causante del llamado a la acción, que levante la voz con grito de guerra y renueve la esperanza de aquellos que alguna vez hubieran dado todo por él.

El reto del PRI está muy claro, levantarse de las cenizas o sucumbir ante la inminente decadencia que como fuerza política tiene, si no recupera de manera urgente a sus militantes, no podrá competir dignamente en las siguientes batallas electorales, y en consecuencia corre el enorme riesgo de su extinción.

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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2