El Papa Francisco ha completado su primera semana de hospitalización en el Hospital Gemelli de Roma, donde ha experimentado una «ligera mejoría» en su estado de salud. Según un comunicado emitido este viernes por el Vaticano, el pontífice ha tenido una buena noche y, esta mañana, se levantó y desayunó, lo que marca un avance positivo en su recuperación.
El Vaticano ha informado que Francisco continúa respirando por sí solo, sin necesidad de oxígeno suplementario, aunque su tratamiento podría ser ajustado en los próximos días. Desde su ingreso, el cuadro clínico del Papa ha sido catalogado como «complejo», requiriendo una terapia farmacológica adicional. La reacción del pontífice a este nuevo tratamiento se evaluará entre hoy y mañana, según fuentes internas.
La última actualización médica indica que no presenta fiebre y que sus parámetros hemodinámicos son estables, lo que sugiere que su corazón está respondiendo bien a la medicación. El Papa, de 88 años, fue ingresado el pasado viernes debido a problemas respiratorios derivados de una bronquitis por infección polimicrobiológica, acompañada de una neumonía bilateral localizada en ciertos lóbulos pulmonares.
A pesar de su delicada salud, el cardenal Gianfranco Ravasi ha señalado que el Papa podría considerar renunciar si enfrentara dificultades graves para desempeñar sus funciones, aunque su deseo es cumplir con el Jubileo, un evento que él considera un momento significativo. Ravasi destaca que, a pesar de los retos que enfrenta por su edad y condición física, Francisco ha mantenido una presencia notable en el mundo, comparable a la de su predecesor, Juan Pablo II.
Se espera que el Vaticano proporcione más información sobre la evolución médica del Papa en las próximas horas, mientras los fieles y simpatizantes continúan expresando su apoyo con velas y flores en la entrada del hospital.
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