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El manido argumento de la razón de Estado

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Por: Verónica Juárez Piña

Con mi solidaridad para Nashieli Ramírez, el mejor perfil para dirigir la CNDH

Rosario Piedra fue reelecta por Morena y aliados en el Senado no por su eficiente trabajo en cinco años al frente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) sino por una decisión de Estado, un argumento similar a la razón de Estado que toman los regímenes autoritarios para justificar una determinación más allá de los límites de la ética.

No es una decisión ilegal porque la designación alcanzó la mayoría constitucional, pero sí atropelló el procedimiento establecido en el Acuerdo de las Comisiones Unidas de Derechos Humanos y de Justicia, por el que se emite la Convocatoria para la elección o, en su caso, la reelección de la Presidenta o Presidente de CNDH.

Rosario Piedra fue la peor evaluada, obtuvo sólo un punto de las y los integrantes de las comisiones responsables que evaluaron al total de quienes se registraron en el proceso. Nashieli Ramírez, Presidenta de Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, fue quien obtuvo la mejor calificación.

Además, Rosario Piedra incurrió en un acto ilegal al falsificar una carta de apoyo para respaldar su reelección y no tuvo el aval de las organizaciones sociales que participaron en el proceso de auscultación y cuya opinión debe ser considerada para la terna que se propone ante el pleno del Senado.

Morena y aliados ignoraron el llamado de diversas organizaciones civiles, integrantes del colectivo la “CNDH que queremos”, que demandó un “proceso transparente, abierto y participativo, que permitiera designar (al frente de la CNDH) a una persona con un perfil independiente, autónomo y con amplia experiencia en materia de derechos humanos.”

La gestión actual, advirtió el colectivo, “ha enfrentado serias críticas por no abordar de manera plena, objetiva e integral la crisis de graves violaciones a derechos humanos que atraviesa el país.”

Por su parte, el Centro Prodh comentó que, con la reelección, se “premia indebidamente una gestión caracterizada por el debilitamiento institucional, la inacción y la pérdida de autonomía” y, advirtió que “la reelección en la CNDH es un mensaje desesperanzador para las víctimas del país y la crisis de derechos humanos.” 

En 2023, en un informe sobre la gestión de Piedra, el Centro Prodh acusó que, en cinco años, las violaciones a derechos humanos que la CNDH acreditó con mayor frecuencia en sus recomendaciones estuvieron relacionadas con la inadecuada atención médica recibida en instituciones públicas de salud.

Ello contrasta, resaltó, con el bajo número de asuntos abordados relacionados con detenciones arbitrarias y tortura, o ejecuciones extrajudiciales.

En opinión de esta organización civil, la CNDH no atendió problemáticas actuales y apremiantes en materia de seguridad pública, en específico aquellas relacionadas con la actuación de instituciones como la Guardia Nacional, la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina.

Y justamente este es el fondo del asunto. Más allá de si las y los senadores de Morena y aliados acataron o no una instrucción del ex presidente López Obrador para favorecer a Piedra, al aceptar esta designación sin chistar con el argumento de que fue ajena a ésta, Claudia Sheinbaum se asume como cómplice de las graves violaciones a los derechos humanos perpetradas por las Fuerzas Armadas en el marco de su actuación en la política de seguridad.

Quien gana con la reelección de Piedra son las Fuerzas Armadas y quien pierde son las víctimas, los derechos humanos, la democracia y, por supuesto, Claudia Sheinbaum.

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