El arrecife de Ningaloo, situado frente a la costa occidental de Australia, enfrenta su peor episodio de blanqueamiento desde 2011, provocado por una ola de calor marina sin precedentes. Este fenómeno ha sido vinculado tanto al cambio climático como al fenómeno de El Niño, que desde mediados de 2023 ha intensificado las temperaturas oceánicas en la región.
Según la organización ambiental Minderoo Foundation, la situación es alarmante, ya que el calor extremo ha «cocido» literalmente a los corales, afectando gravemente tanto la parte superior como la inferior del arrecife. La oceanóloga Kate Quigley destacó que, aunque aún se están evaluando los daños totales, los datos iniciales indican un deterioro significativo y preocupante del ecosistema.
Este blanqueamiento forma parte del cuarto evento de blanqueamiento global de corales, que ha impactado ya al 83.6% de los arrecifes del planeta. Este fenómeno afecta a 81 países, según el investigador Derek Manzello de la NOAA, lo que subraya la magnitud del problema. Durante este periodo, el blanqueamiento se produce cuando las temperaturas oceánicas superan un umbral crítico, provocando la expulsión de pólipos de coral y dejando expuesto el esqueleto calcáreo, lo cual puede llevar a la muerte del coral si el estrés térmico persiste.
El arrecife de Ningaloo, reconocido por la UNESCO como patrimonio mundial, alberga más de 300 especies de coral y 500 especies de peces, y es conocido por la presencia estacional de tiburones. Su biodiversidad y su importancia ecológica han sido factores clave para su protección y conservación.
Las anomalías térmicas observadas en ciertas áreas de Australia Occidental han superado los 2 °C sobre el promedio histórico, lo que ha contribuido a la severidad del blanqueamiento. Además, la situación en Ningaloo se ve agravada por el impacto reciente en la Gran Barrera de Coral, lo que resulta inusual dada la distancia geográfica y las diferencias climáticas entre ambos arrecifes.
Científicos advierten que, sin acciones urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, los arrecifes del mundo podrían enfrentar un colapso funcional en menos de 20 años. La situación en Ningaloo se presenta como una señal crítica del deterioro climático global que exige atención inmediata y medidas efectivas para mitigar sus efectos.
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