La economía nacional podría caer entre 6.0 y 12 por ciento en 2020, debido la rápida caída del consumo privado y el profundo deterioro en el entorno para la inversión derivado de la contingencia sanitaria, consideró BBVA.
Ante este panorama, la institución financiera señaló que es prioritario reconocer la necesidad de implementar acciones de política económica y social que mitiguen las consecuencias de la pandemia sobre las personas, con prioridad a la población más vulnerable.
De igual forma, reconsiderar un plan de reactivación económica que atienda de manera integral a trabajadores, empresas y población en general.
Opinó que este plan debe considerar transferencias de efectivo a personas que han perdido su empleo o que derivado de la paralización económica no perciben o han reducido sus ingresos; priorizar estímulos fiscales a empresas que más lo requieren, condicionados a no despedir empleados y que permitan afrontar las obligaciones de corto plazo.
También, considerar la reorientación del gasto público para fortalecer la atención de la pandemia y a proyectos con alto impacto económico y social que reactiven a las economías locales y posponer proyectos no rentables
BBVA consideró necesario restaurar la confianza de la inversión y una reforma fiscal con una mayor progresividad, que siente las bases para cambiar el contrato social y envíe la señal de sostenibilidad en las finanzas públicas a pesar del inevitable aumento en la deuda como porcentaje de PIB, por la necesaria e impostergable implementación de una política fiscal contracíclica.
Señaló que en México se inicia la etapa más crítica de la epidemia, por lo que aún no se tiene certidumbre con respecto a cuándo se podría reactivar la economía y, por consiguiente, sobre la magnitud de la contracción.
“Considerando los datos más recientes sobre la rápida caída del consumo privado y el profundo deterioro en el entorno para la inversión, estimamos que el crecimiento se ubicará en un rango de entre -6.0 y -12.0 por ciento en 2020 (estimación puntual -7.0 por ciento)”.
La profundidad final de la recesión dentro de este rango dependerá de la duración de las medidas de aislamiento social y del cierre de actividad económica a nivel local, además la eventual reapertura de la economía de Estados Unidos y la fuerza de su recuperación.
También de la implementación y rapidez de políticas económicas contracíclicas, ya que si bien las medidas anunciadas la víspera por el Banco de México (Banxico) evitarán un mayor deterioro y sobre todo atacan los problemas procíclicos de iliquidez en los mercados financieros, no representan un impulso monetario, y con una tasa en 6.0 por ciento la postura monetaria se mantiene restrictiva.
