Dos ciudadanos rusos condenados por terrorismo se fugaron de una prisión de la ciudad de Yekaterimburgo, en los Urales. Ambos, Iván Kriúkov y Alexandr Cherepánov, de 24 años, estaban acusados de colaborar con Ucrania y enfrentaban condenas de nueve y siete años respectivamente, por un intento de atentado terrorista.
Las autoridades los habían detenido en mayo de 2023, cerca de una oficina de reclutamiento militar en la región de Yekaterimburgo, cuando portaban un bidón de gasolina. Según la investigación policial, agentes de los servicios secretos ucranianos les habían prometido una recompensa de 40 mil rublos (unos 500 dólares) por incendiar el edificio.
Los fugitivos fueron descritos como “dos chicos rusos de lo más normales. Siempre fueron tranquilos”, afirmó un amigo citado por el canal de Telegram E1.ru. El mismo medio recogió el testimonio del criminólogo Danil Serguéyev de la Universidad Jurídica Estatal de los Urales, quien indicó a la falta de personal penitenciario como una de las principales causas de este tipo de incidentes en los centros de detención.
La fuga se produce en un contexto de creciente severidad judicial en Rusia ante cualquier vínculo con Ucrania tras el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022. El endurecimiento de las penas, bajo cargos de terrorismo, extremismo y traición, busca disuadir la colaboración o incluso la simpatía hacia el país vecino.
Las autoridades han extendido la vigilancia y la persecución judicial también sobre ciudadanos comunes y organizaciones civiles, utilizando una definición amplia de terrorismo y traición para perseguir tanto actos de sabotaje como expresiones de apoyo en redes sociales. Numerosos jóvenes han sido arrestados en distintas regiones rusas por comunicación con combatientes ucranianos, según detallan medios rusos.