Un equipo internacional de astrónomos, en colaboración con el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), ha identificado y estudiado en detalle un fenómeno poco frecuente: la fusión en curso de dos galaxias enanas situadas en una región remota y prácticamente deshabitada del universo. Este hallazgo, realizado en el marco del proyecto CAVITY, abre una nueva ventana para comprender la evolución de las galaxias en ambientes de baja densidad.
Las galaxias enanas, con menos de una vigésima parte de la masa de la Vía Láctea, suelen ser objetos poco estudiados en comparación con sus contrapartes más grandes. Sin embargo, la reciente detección de su interacción en un entorno tan aislado resulta particularmente significativa. La fusión, que aún no ha culminado, presenta características que desafían los patrones habituales observados en eventos similares en zonas densas o en galaxias de mayor tamaño.
Según explicó Bahar Bidaran, autora principal del estudio, “esta situación es inusual en varios aspectos. La mayoría de las fusiones ocurren en entornos con muchas galaxias o entre sistemas de diferente tamaño, pero aquí estamos ante un ejemplo en un espacio prácticamente vacío, lo que sugiere que otros factores, como interacciones pasadas o la dinámica del vacío, podrían estar influyendo en este proceso”.
El análisis revela que las galaxias involucradas tienen una masa combinada de aproximadamente 10.000 millones de masas solares, y que en sus discos gaseosos se observan rotaciones y una emisión significativa de gas ionizado, indicios de una reciente formación estelar, probablemente desencadenada por la propia fusión. Además, las imágenes del Telescopio Isaac Newton en La Palma mostraron estructuras arqueadas conectadas, posiblemente producto de frentes de choque durante la interacción.
Este hallazgo, que contrasta con la tendencia de las fusiones galácticas en entornos más poblados, sugiere que, incluso en los lugares más remotos del universo, las galaxias pueden experimentar transformaciones dramáticas. Los investigadores consideran que la dinámica del vacío o una interacción previa con otra galaxia cercana podrían haber facilitado este evento singular.
“Observar una fusión en un entorno tan aislado nos permite comprender mejor cómo evolucionan las galaxias en los espacios más vacíos y cuáles son los mecanismos que impulsan su crecimiento y cambio”, afirmó Jesús Falcón-Barroso, también del IAC y coautor del estudio.
Este descubrimiento no solo desafía las ideas preconcebidas sobre las interacciones galácticas, sino que también aporta evidencia valiosa para comprender la formación y evolución de estructuras en los rincones más apartados del cosmos. La investigación continúa, prometiendo nuevas perspectivas sobre la dinámica del universo en sus regiones menos exploradas.