Por: Salvador Cosío Gaona
Tiene razón el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) Luis Videgaray Caso al afirmar que México es inmensamente más grande que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) al de alguna forma responder al reciente amago del patán y palurdo mercader neoyorquino sicofante de la política llamado Donald Trump, quien para desgracia del mundo es el Presidente de Los Estados Unidos de América, que sigue amenazando con dar por terminado el actual convenio trilateral y solo firmar un acuerdo bilateral con Canadá.
Videgaray lo afirmó en el marco de su comparecencia ante el Senado de La República mencionándose que México está interesado y trabaja por mejorar el acuerdo comercial pero sin desapegarse a sus principios de dignidad y soberanía, afirmando que no habrán de aceptarse modificaciones que impliquen prácticas contrarias al libre comercio y lesivas a los intereses comerciales de los productores mexicanos.
Al tiempo que Videgaray señaló que dar por concluido el TLCAN “sería un punto de quiebre negativo en las relaciones entre México y Los Estados Unidos de América, tenemos que estar preparados por lo tanto a decir que no y, si es necesario, a levantarnos de la mesa; incluso salir del Tratado, entendiendo, insisto, que México es más grande que el TLCAN”, por más que además acentuó y dijo tajante: “finalizar el acuerdo comercial tampoco sería el fin del mundo”.
A lo expresado por Videgaray hay que agregar que este nuevo discurso del gobierno federal mexicano en relación a la renegociación del TLCAN tiene que ver con la posición dura que ha venido siendo manifestada por los más importantes grupos empresariales mexicanos que han proferido expresiones en el sentido que es preferible sea México quien denuncie y salga del TLCAN y en consecuencia quedar al amparo de las estipulaciones que sobre las relaciones comerciales internacionales marca la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Pareciere que lo que ahora asevera Videgaray Caso en cuanto afirma que “si no hay condiciones para negociar tenemos que estar listos también para salir y levantarnos de la mesa” es una rápida reacción a la presión empresarial hacia el propio gobierno mexicano, pues los industriales dicen quizá con razón que Los Estados Unidos de América perderían más con una eventual cancelación del TLCAN que lo que pudiere realmente afectar a los productores mexicanos.
El sector privado le ha externado ya firmemente tanto al Canciller Luis Videgaray como al Secretario de Economía Ildefonso Guajardo que México no debe temer, ya que la planta productiva nacional está preparada para decir que no a las absurdas pretensiones del tal Trump en cuanto a desvirtuar el TLCAN exhortando al gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto a levantarse de la mesa de negociación y salirse del acuerdo trilateral si continúan los amagos insanos porque el vecino país del norte pierde más con este punto de quiebre en la relación entre ambas naciones.
Ante el pleno del Senado, Videgaray reveló que únicamente 40% de exportaciones mexicanas se apegan al TLC, mientras que 51% de exportaciones de Estados Unidos se realizan al amparo de las reglas del libre comercio.
Además, los aranceles que EU puede cobrar a México, al amparo de las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), no pueden rebasar 3%, mientras que México tiene derecho a cobrar un máximo de 7 por ciento.
Habrá que ver que el Gobierno mexicano mantenga firmeza en las renegociaciones y no se deje intimidar.
Justin Trudeau significa apoyo para México pero es aún impredecible ya que no puede afirmarse podrá dejar de oír el canto de las sirenas y acceder a las plegarias del patán y palurdo mercader neoyorquino sicofante de la política llamado Donald Trump, quien para desgracia del orbe es el Presidente de Los Estados Unidos de América y quisiera también dominar a nuestro país que son Los Estados Unidos Mexicanos, y que como es sabido pretende anular el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) firmado y vigente entre México, Canadá y el vecino país del Norte, deseando el tal Trump al eliminar el acuerdo comercial trilateral firmar uno nuevo pero solo con Canadá.
El primer ministro canadiense, a quien muchos consideran emblemático y representar de alguna forma la posible recuperación paulatina de la credibilidad de la sociedad en los políticos a nivel mundial, que llegó el pasado jueves 12 de octubre a México, este país nuestro en el el que la desconfianza y el descrédito social hacia las instituciones crece y parece imparable.
Trudeau llega a México días después de que el tal Donald Trump señalare profusamente esa intención de acordar un pacto comercial bilateral solamente con Canadá y dejando marginado de él a México, lo que ha generado aún más incertidumbre sobre el futuro del TLCAN que se tras la presión de Trump se está renegociando desde el pasado mes de agosto.
El Gobierno Federal mexicano confía en que Justin Trudeau atempere los ánimos y genere señales en cuanto a que hará lo posible por ir de la mano con México y sacar adelante un acuerdo trilateral.
Justin Trudeau es el líder del Partido Liberal, hijo del histórico primer ministro Pierre Eliot Trudeau, ha marcado un nuevo estilo de Gobierno para los canadienses después de una década de ejercer el poder los conservadores; pero además ha cimbrado positivamente en forma mundial contrastando a la imagen tan polémica y nefasta de su lenguaraz y fatuo mandatario vecino, que representa su antítesis, ese tal Donald Trump.
Trudeau ha logrado conseguir una de los más altos índices de popularidad para un mandatario y la causa fundamental de ello es la aplicación de una fórmula olvidada por muchos: una actividad política honesta.
Trudeau es uno de los líderes progresistas del momento, firme defensor de los derechos de la comunidad LGTBI, que se ha declarado en más de una ocasión “feminista”, un término que “no debería asustar” ni a hombres ni a mujeres, como suele repetir, es un político que ha hecho bandera de la legalización de la marihuana para uso recreativo y que prometió recibir a 25 mil refugiados sirios. Trudeau es Licenciado en Literatura Inglesa y Pedagogía y aunque vio desfilar desde niño por su casa a los principales líderes mundiales, su incorporación a la política en activo se produjo hasta finales de 2006, cuando empezaron los coqueteos con el Partido Liberal, del que resultó elegido diputado dos años más tarde. Ya como líder de la formación, en 2013, se erigió en un claro candidato para las elecciones federales. El primer ministro canadiense y su esposa, Sophie Grégorie, fueron recibidos el jueves por el canciller mexicano, Luis Videgaray.
Trudeau, que antes estuvo en la Casa Blanca con Trump, es tras su visita a México el fiel de la balanza en la renegociación del TLCAN.
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