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Desazolve #Obcecación

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Por: Salvador Cosío Gaona
El próximo domingo 4 de junio habrá elecciones locales en Nayarit, Coahuila y el Estado de México, siendo interesante advertir que en las dos últimas entidades nunca han tenido un Gobernador emanado de un instituto político distinto al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y en la otra solamente una ocasión les gobernó un mandatario postulado por una inusual alianza entre el Partidos de la Revolución Democrática (PRD) y el Partido Acción Nacional (PAN), pero que salvo esa breve época sexenal, mantiene hegemonía priista.

En esas tres entidades federativas la disputa más acendrada es por la gubernatura de cada una de ellas y aunque en diversa ponderación de valía conforme a su especial dimensión poblacional, su influencia en el desarrollo nacional y regional, además su respectivo índice de productividad, las tres son muy importantes para el PRI y de los resultados que se obtengan depende en mucho el futuro electoral de ese partido.

El dirigente real del PRI es el Presidente Enrique Peña Nieto y su gerente en turno es Enrique Ochoa Reza, al que algunos comunicadores consideran podría ser actor fundamental en los procesos electivos de 2018, famoso por su polémica militancia partidista, ya que la negó cuando hace años se desahogó el proceso para la elección de Consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE), pero que el año pasado la reivindicó partir de una credencial aparentemente espuria fechada hace muchos años, pues le interesaba comprobar tener antigüedad como presunto militante priista a efecto de convalidar su designación como gerente en turno del tricolor. El mismo que también es señalado acremente porque al haber renunciado voluntariamente a su cargo como Director General de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para poder asumir el cargo dirigencial para el que fue impuesto por el Presidente aceptó un muy abusivo y jugoso cheque de casi dos millones de pesos por concepto de indemnización como si lo hubieran despedido, deslegitimándose así para estar enarbolando un cínico discurso en que clama la exigencia de abatir la corrupción y la impunidad.

En casi todos los resultados de diversos estudios de opinión pública, el PRI aparece en situación desventajosa, y así es como en Nayarit los augurios son que la votación favorecerá al candidato a Gobernador por la alianza entre PAN y PRD que es Antonio Echavarría García, hijo del Ex Gobernador Antonio Echevarría Domínguez, el mucho muy acaudalado empresario que tras haber sido alto funcionario en administraciones encabezadas por el PRI, accedió al cargo postulado por la alianza de los mismos partidos y ejerció el poder en la entidad de 1999 a 2005, apareciendo rezagado el aspirante tricolor Manuel Cota Jiménez, al igual que en Coahuila donde un buen número de encuestas colocan en punta al candidato del PAN Guillermo Anaya, seguido del abanderado por el PRI Miguel Riquelme y en el Estado de México, donde las apuestas colocan en empate técnico al candidato priista Alfredo del Mazo Masa, primo de Peña Nieto, a la aspirante por el PAN Josefina Vázquez Mota y a la abanderada por el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) Delfina Gómez Álvarez.

Los resultados de las elecciones locales del próximo 3 de junio podrían influir en el ánimo electoral en relación a la elección presidencial de 2018, debiendo señalarse que todos los sondeos de opinión ubican en punta a Andrés Manuel López Obrador el líder del MORENA, seguido de la aún panista María Margarita Zavala Gómez del Campo y en tercer sitio al Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong.

Y en relación a los próximos comicios es menester recordar la importancia de la acción popular ejerciendo su derecho y obligación de votar. El pueblo debe dejar a un lado filias, fobias, atavismos e ideologías que solo profesan ‘en imaginaria’ porque o ni las conocen o son totalmente ajenas a la realidad y se dejan a un lado por los caciques de clanes, tribus, clubes y grupos que dominan y manipulan la cada vez más escasa militancia de los distintos partidos.

El pueblo debe elegir las mejores opciones, preocupándose por conocer a quienes aspiran a los cargos públicos de elección y discernir tras saber su formación, experiencia, capacidad y solvencia para en su momento poder desempeñar el encargo que buscan a través del voto. El pueblo está obligado a ejercer su responsabilidad electiva pensando en cómo podrían cumplir los compromisos de campaña quienes acuden a pedir su voto y dejar a un lado la pereza para dedicar un tiempo adecuado al análisis reflexivo y elegir en conciencia a los mejores, más allá de la máscara de los partidos, que ahora son ya solamente maquinarias electoreras que fabrican candidatos que son como monos de ventrílocuo y disparan miles de palabras engañosas, prometiendo en muchas ocasiones cosas inverosímiles e incumplibles, engañando al electorado, que a su vez por negligencia no se informa ni mucho menos analiza.

Ya basta del imperio del dinero con el que fabrican discursos demagógicos y candidatos que son simplemente ídolos con pies de barro. Ya es tiempo que el pueblo genere conciencia cívica y asuma con entereza y seriedad su derecho a votar y decidir qué es lo mejor para el desarrollo de México.

Hay un tiempo para buscar ser dirigente partidista y otro momento factible para buscar ser candidato. Hay reglas escritas y no escritas. Generalmente los que aspiran a ser dirigentes partidistas deben tratar de ganarse la confianza de sus compañeras y compañeros de institución a efecto de prodigarle el voto de confianza para coordinar los esfuerzos colectivos en busca del fortalecimiento de la institución para poder estar en condiciones de ejercer el poder público y gobernar en favor de la sociedad.

Lo natural es que quien busca ser dirigente partidista, hace un ofrecimiento que debe ser honesto, prometiendo a sus correligionarios al pedir la confianza y el voto para dirigirlos, trabajar en busca del fortalecimiento de la institución política y a favor de la generalidad de los militantes y la sociedad, comprometiéndose a dejar en plano inferior sus aspiraciones personales para privilegiar los anhelos colectivos, pues para preservar la capacidad de coordinar, concertar y armonizar convivencia y tarea, debe existir autoridad moral y una condición casi indispensable es el dejar de lado aspiraciones personales para convertirse en un verdadero líder que concilie hacia un mismo sentido los esfuerzos de todos los integrantes y propicie equidad en el aprovechamiento de las fortalezas del instituto a fin que ni él ni alguien más de los militantes se beneficie inadecuadamente y haya lo que llaman ‘piso parejo’ sin dados cargados para ningún militante que procure competir con sus correligionarios en busca de un cargo dirigencial o una candidatura. Es sumamente complejo ser dirigente y también ser aspirante. Cuando lo intentó Roberto Madrazo Pintado, muy mal le fue.

Hay riqueza de cuadros en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Jalisco, y por citar a algunos que están activos actuando desde la práctica política ahí están: Francisco Ayón López, Miguel Castro Reynoso, Jesús Eduardo Almaguer Ramírez, Sergio Armando Chávez Dávalos, Javier Santillán Oceguera, Arturo Zamora Jiménez, José Luis Orozco Sánchez Aldana, María Esther Sherman Leaño, Ramiro Hernández García, Eugenio Rodrigo Ruiz Orozco, Sofía Valencia Abúndis, Jorge Arana Arana, Rafael González Pimienta, Juan Carlos de la Torre González, Hugo Contreras, Salvador Barajas del Toro, Javier Guízar Macías, Netzahualcóyotl Ornelas Plascencia, Rocío Corona Nakamura, Ana Estela Durán, Leobardo Alcalá Padilla, José Trinidad Padilla López, Roberto López Lara, Hugo René Ruiz Esparza, Salvador González Reséndiz, José Socorro Velázquez Hernández, Alejandro Ontiveros Gómez, Jesús Lomelí Rosas, Raúl Juárez Valencia, Francisco Morales Aceves, Salvador Rizo Ayala, Ricardo Pedro Chávez Pérez, Eliseo Orozco Aguirre, Ismael Orozco Loreto, sin poder dejar de mencionar a Carlos Rivera Aceves y sobre todo muy especialmente a Don Guillermo Cosío Vidaurri, entre otros más que pudieran ser considerados para ser candidatos, dirigentes y también grandes asesores para volver a enrutar a ese partido tricolor en la senda adecuada para procurar un mejor Jalisco.

La tarea del investido como único aspirante y por ende ya inminente dirigente en turno del PRI en Jalisco, Héctor Pizano Ramos, es o debería ser concitar, conciliar y coordinar las tareas de sus cuadros y militantes para fortalecer su partido, tarea que no le será muy fácil ahora que ya, aún incluso antes de asumir el cargo, ha manifestado abiertamente su aspiración personal para en su momento poder convertirse en candidato de su partido a la gubernatura de Jalisco o a cualquier otro cargo de elección, habiendo muchos cuadros y militantes que también aspiran con presunta licitud, merecimiento y posible idoneidad, pues para muchos de ellos podría ser complejo confiar en quien sería tildable de dirigente que trabajaría buscando fortalecer su partido, al tiempo que usa el ejercicio del encargo para fortalecer su propia aspiración. Al tiempo.

@salvadorcosio1
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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2