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DESAZOLVE #DERROCHEyRAPIÑA

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Por: Salvador Cosio Gaona

Todos los mexicanos sufrimos el duro golpe anunciado por el gobierno federal en torno a la indiscriminada alza de los energéticos que no solo se refiere a las gasolinas, sino también al gas LP y al suministro eléctrico, lo que desde luego también conlleva a una serie de aumentos generalizados en muchos productos y servicios, de ahí que la reacción del pueblo mexicano no se hizo esperar, repudiando de inmediato tales medidas y emprendiendo acciones que van desde la manifestación de la inconformidad en redes sociales digitales, hasta la toma de calles, avenidas y carreteras en reacción a los duros golpes en la economía familiar propiciados por el gobierno en turno.

Es lamentable que a la par del libre derecho que se tiene a manifestarse en contra, en este caso, de las acciones gubernamentales, se estén registrando a lo largo y ancho del país, reprobables actos de rapiña y saqueo violento en diversas tiendas departamentales, de autoservicio y de conveniencia. Además, esa reacción ríspida se ha tornado salvaje al atacar edificios públicos y privados, provocando desmanes y graves daños a terceros en hechos que ciertamente son constituyentes de graves delitos.

Lo que no se ha señalado al margen de que hay teorías que apuntan a que detrás de todos estos movimientos delictivos existe un interés político-partidista, es que nada de esto se hubiera provocado de no haberse concretado los golpes a la economía nacional producto de las malas políticas públicas diseñadas para preservar la estabilidad financiera, y de la que ahora se acusa, no son a causa de esta administración, sino de la consecuencia de años de despilfarro y mala gestión, aunadas a las actuales condiciones económicas internacionales que presionan los precios de los productos que han sido elevados de precio. Sea como fuere, de lo que esta administración si es responsable, es del manejo de las crisis y de la forma en que afronta y comunica la situación, lo cual, como sabemos y ha quedado claro en cada problema en que ha caído la presente gestión pública, ha sido de manera errónea y reaccionaria, pues es hasta después de que se ahogó el niño cuando se quiere tapar el pozo.

El Presidente Enrique Peña Nieto salió con su domingo siete en miércoles cuatro, y es que anterior al mensaje que se dijo daría al mediodía del miércoles cuatro de enero del presente año, se generó un halo, incluso hasta de misterio, pues no se sabía a ciencia cierta lo que diría el mandatario nacional, sobre todo cuando para ese momento las manifestaciones en todo el país ya nada ni nadie las paraba y la violencia crecía, muchos, creyeron que sería un mensaje en tono conciliador en el que el Presidente reconocería errores y procuraría tomar acciones enérgicas para enmendar los anuncios de las alzas en los energéticos.

La decepción y asombro vinieron tras sus declaraciones, en donde no solo sostuvo que los incrementos quedarían firmes, sino que también le dio la bienvenida al “hijo prodigo”, a quien tuvo que sacrificar hace unos meses tras la escandalosa visita del sicofante de la política, el xenófobo Donald Trump, entonces candidato republicano a la Presidencia de los Estados Unidos de América, cuya presencia en el país fue orquestada nada más y nada menos que por el hombre con mayor cercanía a Peña Nieto, Luis Videgaray Caso, entonces Secretario de Hacienda. Así, a casi tres meses desde su renuncia como secretario, Luis Videgaray regresa para un segundo aire en el gabinete presidencial, pero ahora como flamante titular de Relaciones Exteriores.

La del miércoles cuatro, fue la primera aparición pública del mandatario tras sus vacaciones invernales, y también la de Videgaray desde que renunció, pues Peña Nieto determinó preservar sus “merecidas” vacaciones jugando golf con el Gobernador electo de Sinaloa Quirino Ordaz, en un campo adyacente a una lujosa instalación hotelera en paradisíaca playa de Mazatlán, en vez de atender la severa problemática ocurrida por las manifestaciones sociales de enojo y reclamo que ya habían estallado desde dos días antes en toda la nación.

La perla del día, se la llevó Videgaray, quien en un acto no de honestidad, sino de aplastante cinismo dijo: “Yo no conozco la Secretaría de Relaciones Exteriores más que como se puede conocer desde fuera. No soy diplomático, nunca he tenido más allá de los encargos propios de la Secretaría de Hacienda en la representación de nuestro país”.
Si no sabe nada, como todos sabemos que es así, ¿entonces a qué viene?, quizá su única gracia sea en este momento, que como ha trascendido, Luis Videgaray Caso, fue palomeado desde la Torre Trump en Nueva York, donde despacha el que lamentablemente será en unos días más ungido como Presidente del país más poderoso del orbe.

Ahora, nadie recordará que con Videgaray el peso se devaluó gravemente, que desde su oficina se planearon los gasolinazos, que desde su escritorio observó impávido cómo los gobernadores de su partido saqueaban a sus estados. Su misión es ahora, no se sabe si ¿contra?, o ¿junto a Trump?, ese que provocó su salida y su regreso.

Total, que después del cacaraqueado anuncio que no dijo nada nuevo en realidad, los ánimos se encendieron aún más y en todo el país las reacciones aparecieron inmediatamente, hubo de todo, desde las chuscas que inundaron las redes sociales digitales, hasta las violentas que cobraron por lo menos la vida de una persona y en que resultaron heridas decenas en las trifulcas que se han armado con el saqueo de comercios. A esta consecuencia hubo una reacción más, otro anuncio, en el que también no pocos esperaban mesura y recule del mandatario nacional tras haber incendiado al país con sus torpes declaraciones, el resultado fue que terminó de quemar lo poco que faltaba de patria y enojar a quienes aún se mantenían a la expectativa. Y es que el Presidente salió no a presentar acciones contra las alzas, sino a defenderlas como si eso fuera posible y a emitir una especie de regaño al arengar “ustedes qué hubieran hecho”. Fue tan lamentable la pobre y burda explicación de Peña que de inmediato provocó mayores reacciones (negativas por supuesto) sin dejar de lado la burla y crítica, pues tanto en el tono de voz como en la imagen física, se escucha y ve a un hombre desesperado, enredado en sus propias mentiras, pagando las consecuencias de sus ominosos actos, disminuido, atribulado y como dijera la canción, “flaco, triste, cansado, ojeroso y sin ilusiones”.

En tiempos de la otrora Francia en que prevalecía el régimen absolutista, el camino al rey era a través de sus seres más cercanos. Si alguien requería un favor, un nombramiento o incluso un capricho para el que necesitara permiso especial, sólo tenía que hablar con alguien que tuviera acceso al oído del monarca. Así, por lo menos se le garantizaba una audiencia en que el interesado fuese escuchado. Aunque también hay que decirlo, lograr que se le otorgara lo que pedía, eso ya era otra cosa; pero por lo menos, se allanaba el camino.

Tres siglos después, aquí en Occidente, el camino a Donald Trump –quien se comporta como monarca del país más poderoso del orbe, a pesar de que sigue siendo presidente electo– parece ser el mismo que el de la Francia del siglo XVIII. Para llegar a él hay que pasar por su hija, Ivanka, quien está presente en las reuniones con diplomáticos, así como del otro lado del teléfono cuando un Presidente o alto funcionario llama para conversar. O por Jared Kushner, su esposo, un hombre de 35 años sin experiencia previa en política, pero la voz de mayor peso en el pensamiento de Trump y casualmente, conocido de un mexicano que también todos conocemos y no precisamente por sus positivas contribuciones a la patria, sino por todo lo contrario, Luis Videgaray Caso, el “renacido”, con aires de grandeza, que camina flotando y que se comporta como si la vida no lo mereciera, pues tras habérsele resucitado se comporta cual si fuera el mesías que el país requiere para salir del atolladero que irónicamente en mucho fue propiciado por él mismo y por supuesto, por su jefe, Enrique Peña Nieto.

Es así que, gracias a esta estructura, que en pleno siglo XXI sobrevive en unos cuantos países –en las exrepúblicas soviéticas de Azerbaiyán y Kazajistán, por ejemplo, donde el acceso a los presidentes/dictadores también es a través de sus hijas–, ahora se erige en Estados Unidos y estará en pie durante, por lo menos, los próximos cuatro años, Luis Videgaray es hoy responsable de las relaciones exteriores de México.

La estrategia parece tan sencilla que puede calificarse de ridícula: según The Wall Street Journal, Videgaray habló con Kushner y Kushner habló con Trump. Trump vino a nuestro país y se logró comportar durante unas horas. Pero tan sólo logró poner un pie fuera, regresó a ser el de siempre, y de paso rebajó la comunicación social de la presidencia mexicana al lodo: durante toda la tarde, la cuenta de Twitter del Presidente emitió tuits comparables a los de un adolescente que grita “¡Obvio no!” cuando quiere negar algo. Pero, en el razonamiento del sesudo Presidente Peña, Kushner por lo menos escuchó a Videgaray, y algo es algo. Y en tiempos en los que la economía nacional y la mundial penden de un tuit del presidente electo de Estados Unidos, para Peña Nieto esto es más que suficiente para darle la cartera de relaciones exteriores a un economista que en su primer discurso admitió, como ya se ha dicho, no tener la más mínima idea de a dónde estaba llegando.

El principal objetivo de Videgaray es poder llegar al oído de Kushner, una persona mucho más complicada de lo que parece a primera vista, y cuya historia personal semeja la trama de una película de mafiosos estadounidenses. Su padre, Charles, fue sentenciado a dos años en una cárcel federal por pagar una prostituta para su cuñado, grabarlos y después chantajearlo. Según narra la historia del reportero Daniel Golden, Jared nunca olvidó al fiscal que envió a su padre a la cárcel, Chris Christie, hoy gobernador de Nueva Jersey y uno de los principales promotores de la campaña de Trump a la presidencia. Una vez elegido presidente, Trump nombró a Christie jefe de su equipo de transición. Pero a los pocos días ya estaba en la calle. Kushner, quien llevaba años esperando el momento de la venganza, liquidó a Christie y a su gente al más puro estilo de la vendetta mafiosa.

Con él es con quien debe negociar Videgaray ahora, a la espera de que un hombre de apariencia sencilla y afable, que en realidad tiene un lado oscuro, simpatice con la situación de los mexicanos dentro y fuera del país. En caso de convencerlo deberá sortear un obstáculo más complicado: un hombre que en contadas veces escucha a sus asesores. Todo esto se sigue dando en el contexto del gran y preocupante rechazo de millones de mexicanos a los aumentos de los energéticos anunciados por el Gobierno Federal.

La explicación que se dio en torno a las injustas alzas, fue que el crecimiento en los precios es una consecuencia de la eliminación del subsidio. Pero la gente duda que se subsidie una gasolina cuyo precio es igual o más caro en el país que el precio promedio en el país que nos la vende: Los Estados Unidos de América. Lo anterior ha llevado a pensar a gran parte de la sociedad que el aumento no es necesario, y que básicamente se trata de otra medida recaudatoria, como los gasolinazos anteriores, para alimentar a una burocracia cara, corrupta y con privilegios muy por encima de los que tiene el ciudadano promedio.

Es preocupante observar que se está dando una especie de incremento generalizado de los precios y, que estos, no corresponden a la estructura de costos que tiene cada bien o servicio. Es decir, un aumento del 16% promedio en el precio de las gasolinas no tiene por qué aumentar los precios en un 16% de manera general, porque la gasolina es solo uno de los muchos insumos que influyen en el precio de un bien o servicio. En algunos, como el transporte, el combustible es un insumo ciertamente importante, junto con reparaciones, partes desgastadas, choferes, etc.; pero en otros, es una materia de poca monta. Los comerciantes que se han dedicado a reetiquetar mercancías indiscriminadamente y en porcentajes muy superiores a la estructura de sus costos deben ser conscientes de que están provocando la misma escalada de precios que hizo mucho daño al país en la década de los años 80’s y 90’s.
Los comerciantes no deben provocar pánico inflacionario. La inflación es un fenómeno que se autoalimenta y que se puede volver incontrolable si no se le ataja oportunamente.

El encarecimiento de la energía disminuye la competitividad del país para atraer inversiones extranjeras en un momento en el que éstas están siendo presionadas para no llegar o para salir de México. Asimismo, su alto costo disminuye la competitividad de la industria nacional en relación con sus competidores extranjeros que cuentan con energía más barata. El alza está afectando, especialmente, a las micro, pequeñas y medianas empresas que son las que tradicionalmente han generado más empleo en México. Por ambas vías, es decir, por el encarecimiento de las gasolinas y por el movimiento inflacionario podría ocasionarse una recaída en el crecimiento económico del país con inflación, es decir, el terrible mal económico de la estanflación.

En su más reciente y triste mensaje, un ojeroso presidente mexicano, como se habrá de recordar dijo: ¿ustedes que habrían hecho?; pues las respuestas no se han dejado esperar, y muchas de ellas en verdad han sido como bofetada para el mandatario que un día y otro también se empeña en seguir hundiendo al país.

Sobre las alternativas que se han expresado para aminorar los efectos negativos de los incrementos, destacan la disminución y de ser posible, la eliminación del IEPS en los precios de las gasolinas y el diésel como una forma expedita de detener la espiral inflacionaria.

La eliminación del IEPS de las gasolinas sólo significaría un sacrificio fiscal equivalente al 3.1% del Presupuesto de Egresos de la Federación para este año y es factible pedirle a cada dependencia hacer esta reducción. Las administraciones municipales, estatales y federales del país y los tres poderes de la Unión deben hacer una revisión exhaustiva de sus procesos y presentar una lista de gastos superfluos, dispendiosos equivalentes, al menos, al 4% de su presupuesto. En este ajuste pueden estar involucradas, disminuciones en privilegios salariales, como bonos especiales pagados por encima de la ley, y la eliminación o disminución de programas y oficinas no prioritarios. En este sentido, todos los niveles de gobierno deben retomar el presupuesto Base Cero porque ayudaría a mantener los programas y recursos humanos y materiales que realmente tienen un impacto benéfico tangible para la sociedad y eliminar aquellos que no tienen ninguno.

Ahora bien, como ya lo han expresado los líderes empresariales e industriales, acabar con la corrupción que ha llegado a niveles escandalosos sería una medida encomiable. Si tan sólo se terminara con este flagelo no habría que hacer otra cosa para retomar la senda del bienestar de la población y del crecimiento económico.

Tras la visita de Donald Trump a México-, dijimos que habría que estar atentos a nuevos ‘errores’ del presidente, Enrique Peña Nieto, que nos ayudarían a confirmar o descartar la hipótesis de que tiene toda la intención de enterrar las posibilidades de su partido rumbo a la elección presidencial de 2018.

Hay dos opciones: o de veras es tan torpe que se equivoca demasiado con decisiones impopulares -como el mega ‘gasolinazo’, por citar un simple ejemplo-, o esas equivocaciones son intencionales, con el propósito de infligir un daño grave no a su popularidad -que ya es irreparable, y lo sabe-, sino al PRI. Los aspirantes presidenciales de ese partido deben estar muy preocupados, incluido el propio secretario de Hacienda, José Antonio Meade, a quien versiones periodísticas colocan como un posible candidato.

A propósito, haber dejado al propio Meade y no a un subalterno como el responsable de dar la cara y de defender el gasolinazo, mientras el Presidente y el resto del gabinete estaban de vacaciones, fue un golpe bajo que le ha echado al titular de Hacienda, una pesadísima carga. En suma, Peña Nieto sigue empecinado en hundir a su partido, en preferir la irresponsabilidad y el clientelismo en el ejercicio del gasto público, a la responsabilidad; en incumplir su palabra y promesas a costa de la estabilidad económica presente y futura del país; y en encajar el diente a los contribuyentes mexicanos. En el Banco de México saben muy bien de esto y de lo que viene, por lo que su todavía Presidente, Agustín Carstens, vaya que hizo bien en dar las gracias. Así no se puede.

México vive una crisis sin precedente, ya que además del incesante incremento de la inseguridad y de los índices crimínales, así como el decaimiento general de la economía nacional que provoca depauperamiento y descenso en la calidad de vida de la población, ahora se han suscitado además numerosos actos de saqueo y pillaje de tiendas, almacenes y pequeños negocios en zonas de nivel socioeconómico medio y popular, así como profusión de importantes movilizaciones y expresiones sociales a lo largo de esta primera semana del año en muchos estados del país, como reacción mostrando el enojo comunitario por el súbito aumento de más de 20% en el precio de las gasolinas y el diésel, agravado con el incremento al precio de la energía eléctrica y el gas.

Lo cierto es que el país está en real crisis, pero parece que Peña no entiende y sigue terco alejándose de la ruta adecuada y hundiéndose cada día más, quedando claro que existe un Estado con un gobierno federal absolutamente débil y carente de legitimidad.

Hay un cuadro muy complejo y por demás preocupante en el que se combinan desde el auténtico enojo social hasta la franca acción del crimen organizado sin que se adviertan condiciones que indiquen posible mejoría.

Las autoridades federales mantienen el rumbo hacia la debacle pensando torpemente que el reclamo amainará con el simple paso del tiempo y tanto el Presidente de la República Enrique Peña Nieto como sus más cercanos colaboradores y asesores, creen que las decisiones gubernamentales son adecuadas y no se requieren acciones ulteriores de real impacto para amainar los efectos negativos de sus actos y están convencidos que en poco tiempo más les será reconocida su tarea e incluso se les hará un homenaje.

El Presidente Enrique Peña Nieto desperdició la oportunidad de impulsar un real esquema integral de amortiguación del efecto nocivo de la medida dictada que generó el reciente artero incremento del precio al público de las gasolinas y el diésel así como de la energía eléctrica y gas, ligado a un alivio de la crisis en la economía popular mostrando cómo ejemplo un recorte presupuestal federal relativo al gasto suntuario sin afectar obras y programas para el desarrollo, así como las funciones y servicios básicos que el Estado debe otorgar a la población.

La más reciente exposición del Presidente de la República, que ha sido la segunda en lo que va del año en curso, además de fallida y omisa en cuanto al objetivo buscado acentuó tanto el enojo como la desconfianza social, sumando rechazo de ciudadanos, asociaciones y agrupaciones civiles, además de organismos del sector productivo, patentizando la falta de apoyo de los partidos políticos diversos al Partido Revolucionario Institucional (PRI) del que Peña Nieto es el dirigente real.

En contraste con el nuevo fracaso de Peña Nieto, puede señalarse exitosa la forma de manejar el asunto en Jalisco por el Gobernador Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, quién antes que hiciera algo similar el titular del Poder Ejecutivo Federal, anunció las medidas que desde el Poder Ejecutivo jalisciense se han generado en aras de amainar los impactos negativos derivados del famoso ‘gasolinazo’ entre las que resaltan evitar tanto incrementos en precio del transporte público masivo como algún tipo de subsidio a empresarios transportistas y, además de medidas de ahorro en el ejercicio del gasto público sin lesionar inversión para el gasto prioritario y el desarrollo de la entidad, impulsando la anulación del recurso financiero estatal a los partidos políticos en anualidad ajena a proceso electoral, para lo que ya sometió a la consideración del Congreso del Estado la correspondiente iniciativa de Reforma a la Constitución Política Estatal.

En tanto el Primer Mandatario y su equipo cercano mantienen obcecadamente su política pública y la economía nacional sigue derrumbándose cual castillo de naipes, como dice el patán y palurdo mercader neoyorquino sicofante de la política llamado Donald Trump, que el 20 de enero asumirá la Presidencia de Los Estados Unidos de América: los impactos mayores están por venir y lo que hasta ahora ha acontecido es solo el principio.

A nivel federal no se logró conciliar a los más relevantes liderazgos empresariales, dado que al parecer volvió a faltar el cabildeo que debió haber realizado el Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, ya que fue evidente no se consideró la manifestación conteniendo propuestas que realizó la Confederación Nacional de Cámaras Industriales (CONCAMIN) que preside el empresario joyero Manuel Herrera Vega ex dirigente del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco, como tampoco se logró la aquiescencia de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) ni del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), no lográndose el acuerdo favorable emitido por la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), por lo que siendo la intención consolidar un pacto entre Gobierno Federal, los gobiernos locales y los organismos representativos de los sectores productivo privado y social, todo quedó en un acuerdo casi unilateral del propio Poder Ejecutivo, además señalado como ineficaz e infructuoso.

Lo suscitado en el ámbito federal tiene gran diferencia de lo acontecido en Jalisco, pues con excepción de que debe ser aprobada la iniciativa para que el Poder Legislativo estatal reforme la Constitución Local y la normativa electoral a fin que se anule la entrega obligatoria de dinero público a los partidos políticos en año sin existencia de comicios, las medidas ordenadas por el Gobernador Aristóteles Sandoval son en su mayoría a cargo del propio Poder Ejecutivo Estatal y aunque producen efecto a terceros no se ha provocado la necesidad de un pacto a efecto que sean efectivas y deberán estarse ejecutando de inmediato, siendo las más relevantes el bloqueo a cualquier incremento al costo del transporte colectivo de personas, evitando otorgar subsidio a los transportistas, así como la suspensión de la costosa y polémica verificación vehicular además de la necesaria reducción de gasto público administrativo no prioritario en un esquema emergente de austeridad gubernamental.

El aumento del precio de los energéticos industriales, automotrices y domésticos incrementó el hartazgo por la ya galopante crisis socioeconómica, la ineficacia gubernamental, corrupción e impunidad, no siendo ya sorpresa la crasa incapacidad del gobierno federal para reaccionar frente a la crisis, pues la tónica del gobierno de Peña Nieto ha sido la incomprensión de la magnitud real de hechos que suscitan deterioro de la gobernabilidad y ante la escasa profundidad de las medidas anunciadas con las que pretende amainar la crítica situación de franco repudio popular y gremial hacia su administración y hacia él en lo personal, queda claro que no hay voluntad para modificar la conducta que conlleva derroche y no existe intención de recortar su gasto superfluo y el no prioritario y con ello amainar la profundización de la crisis sociopolítica que se suma a la ya cruda problemática socioeconómica imperante en México.

No cabe duda que sea pensando perversamente en incentivar caos para sacar gananciales a costa de los impactos de la violencia o quizá simplemente por estupidez, lo cierto es que en los hechos están cucando al pueblo, jugando con fuego. La impericia o insensible altanería de Peña Nieto y su grupito cercano está provocando el despertar de la inclemente violencia del México bronco, pues en forma negligente e irresponsable ‘le están poniendo chile a la herida’. Por fortuna, los dirigentes políticos, incluido Andrés Manuel López Obrador, han llamado a la calma y a la canalización institucional del descontento. No obstante, el margen de maniobra del gobierno es casi nulo, por lo que podemos esperar un deterioro mayor de la política y una posible crisis de fin de sexenio, que constituirá un escenario muy peligroso para las elecciones presidenciales de 2018.

@salvadorcosio1
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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2