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Desazolve #CORRUPTOSyCOMPLICES

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Por: Salvador Cosío Gaona

A escasos 12 días de concluir la campaña electoral en el vecino país del norte, las presiones sobre México y el Presidente de La República son enormes, por más que parezca que tiene el éxito en la bolsa Hillary Rodham-Clinton, la realidad es que aún existe nerviosismo en su cuartel y en Los Pinos. En México se sufre por la incertidumbre y por la noción clara de tener un gobierno débil a merced de la presión externa.

La actitud que recientemente mostró Enrique Peña Nieto es síntoma de la soledad que en cierto momento aqueja a los gobernantes cuando pierden aceleradamente poder y Peña lo está perdiendo prematuramente.

Es oportuno recordar cuando hace ya algunos meses al culminar una reunión con representantes de medios de difusión, soltó aquella quizá espontánea expresión por medio de la cual se quejó lastimeramente Enrique Peña Nieto de que no lo valoraban en cuanto a sus logros como Presidente y dijo: ‘Ya se que no aplauden’ y lo dijo sin darse cuenta que se quedó abierto el micrófono (¿o quiza premeditadamente lo dejaron abierto?) y desde entonces se ha notado melancólico y como sintiéndose incomprendido.

Ahora hay una actitud entre ‘a la defensiva’ y auto señalándose como víctima de lo que casi califica de arteros ataques injustificados de la sociedad a la que le reclama como si fueran ataques terroristas atentando contra la seguridad nacional o como atacando, quizás pensando que la mejor defensa es el ataque.

Estos episodios hacen ver a Peña Nieto como alguien que a gritos se ve que necesita ayuda psicológica e incluso de un profesional médico experto en el estudio de la mente, pues está mostrando síntomas de trastorno de personalidad, al menos reflejando complejo de inferioridad y síndrome persecutorio.

Lo cierto es que Peña sigue sin entender que la sociedad está muy agraviada por actos infestados de corrupción e impunidad en los que se señala directamente al Mandatario, su familia y a muy íntimos amigos como el ahora ex titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Publico (SHCP) Luis Videgaray Caso, así como por eventos manchados de ilicitud en los que se relaciona a connotados militantes de su partido el Revolucionario Institucional (PRI), entre ellos el propio ‘Gerente en turno’ de la dirigencia nacional Enrique Ochoa Reza y varios de sus más allegados integrantes de su equipo directo de apoyo, así como actores políticos destacados como el Coordinador de la Fracción Parlamentaria del PRI en El Senado de La República, el colmilludo y muy polémico Senador Emilio Gamboa Patrón.

Ante el alud de críticas, Peña ha respondido que habiendo reconocido sus errores, considera deben matizarse las constantes y ácidas críticas populares a la Institución Presidencial porque dañan a México, culpando a la sociedad de no considerar lo bueno y estar exagerando en los ríspidos señalamientos debiendo, según Peña, ser más considerados y valorar el esfuerzo y el saber que no se ha hecho daño al país premeditadamente y dijo recientemente: ‘ningún Presidente se levanta por las mañanas pensando cómo joder a México’.

El pueblo está ofendido por la burda farsa que es la tan cacareada lucha gubernamental contra la corrupción, siendo tangible el contubernio para ayudar a que el Gobernador con licencia de Veracruz Javier Duarte pudiere evadir a la Justicia y la falta de voluntad para procurar sanción a un numeroso grupo de exGobernadores, empresarios, dirigentes sindicales y religiosos y profesionistas involucrados en asuntos turbios y tachados de ilicitud.

Peña Nieto es reprobado por el 84 por ciento de la población y además de los escasos resultados positivos que la gente sentimos en cuanto a seguridad e incremento a la calidad de vida, incentiva la percepción negativa hacia el Presidente el que se siga generando opacidad en cuanto al gasto público y las decisiones que tienen que ver con adjudicación de contratos y concesiones de la administración pública al sector privado.

Tras varios meses de promulgado el nuevo ‘Sistema Nacional Anticorrupción’ no tiene visos de avance sustancial y apenas se dio el paso necesario para designar y convalidar legislativamente la designación de la Senadora con licencia Arely Gómez González quién estará al frente de la Secretaría de la Función Pública (SFP), recordando que hace ya mucho tiempo fue removido de la titularidad de esa dependencia Virgilio Andrade Martinez, quien sin el perfil para el cargo, sirvió de comparsa como inútil titular por algunos meses de la SFP.

El también Senador con licencia Raúl Cervantes Andrade, recién fue designado SubProcurador de Asuntos Juridicos e Internacionales encargado del despacho de la Procuraduría General de la República (PGR), y será el titular de la importante dependencia apoyado por su primo el Consejero Jurídico de La Presidencia Humberto Castillejos y Grupo TELEVISA. Quizá deba preocuparse Angélica Fuentes Téllez, de quien Cervantes fue esposo y ella lo acusó de violencia conyugal, con golpes y tortura psicológica incluidos.

Cervantes será quien supla a Arely Gómez al frente de la PGR, tras no haber sido factible para Peña haberlo impuesto meses atrás como Ministro de La Suprema Corte de Justicia de La Nación. Raúl Cervantes tiene la misma escasa experiencia en materia penal que tenía Arely Gómez al llegar a la PGR. Siendo ambos ligados a TELEVISA y sin mayor relieve profesional o académico, ella no es el perfil que más le convendría a Peña, ya que no tiene el respaldo de muchas organizaciones civiles, lo que sería fundamental para un Presidente ávido de apoyo y corresponsabilidad social en la tarea anticorrupción, a fin de tratar de recuperar una pizca de credibilidad y respeto en tanto él dista mucho de contar con los mejores atributos personales para la delicada encomienda. El objetivo principal del nuevo titular de la PGR será darle adecuado rumbo a una institución presionada para dar resultados que no pudieron dar los antecesores Jesús Murillo Karam y Arely Gómez González. Raúl Cervantes tiene como primeras tareas reducir la tensión por el caso Ayotzinapa y capturar a Javier Duarte, quien se ha esfumado de las autoridades abriendo una nueva fractura en la credibilidad gubernamental.

Cuando en 2012 hacía campaña para alcanzar la Presidencia de La República, Enrique Peña Nieto recorría México presumiendo haber empujado a su partido, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), a convertirse en un instituto político renovado, donde no cabía la inmoralidad ni la deshonestidad y Peña en esa época utilizaba con ahínco un discurso anticorrupción criticando fuertemente lo que decía fue una enorme cantidad de actos ilícitos perpetrados y tolerados por el entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa, e iba más allá al presumir que ofertaba una nueva forma de ejercer el poder gubernamental mediante un adecuado relevo generacional y con ello una hornada de mujeres y hombres capacitados y altamente sensibilizados de las necesidades de la sociedad, pero sobre todo, presumía que los nuevos gobernantes emanados del PRI eran realmente personajes embebidos de un pensamiento progresista y formados para actuar con eficacia y alto sentido de la honestidad y el compromiso del cumplimiento cabal de las normas jurídicas y morales.

Peña se jactaba que con su arribo a la Presidencia de la República quedaba enterrado ‘el viejo PRI’ y que con él presidiendo México “estaría llegando al gobierno un PRI muy distinto al que había sido desalojado del poder 12 años antes”, y ante el escepticismo sobre la profundidad del cambio que ofertaba como principal aliciente a fin que los votantes le dieran esa oportunidad de mostrar que en efecto habría ese cambio, Peña insistía: “Es imposible que vuelva ‘el viejo PRI’ porque ese PRI ya no existe” y como ejemplo de su oferta se jactaba de la calidad de un grupo de gobernadores militantes del PRI que habían llegado al poder unos meses antes, impulsados por el propio Peña Nieto y decía: “El Gobernador de Quinta Roo, Roberto Borge, el de Veracruz, Javier Duarte o el de Chihuahua, César Duarte, son actores de una nueva generación que forma parte de la renovación moral y ética de mi partido (el PRI)”, pero 4 años después esos mandatarios citados por Peña Nieto como ejemplo de ética, honestidad y eficiencia, son ejemplo de ineficacia, corrupción, deshonestidad e impunidad.

Como es sabido, el aun Gobernador Veracruz, Javier Duarte de Ochoa obtuvo licencia para separarse del cargo el 12 de octubre y se enfrenta a 53 denuncias distintas que van desde enriquecimiento ilícito a lavado de dinero, la Interpol lo busca en 190 países, en Quintana Roo, Roberto Borge Angulo está acusado de enriquecimiento ilegítimo, desfalco al erario de su entidad y varios probables delitos más, y en Chihuahua, César Horacio Duarte Jackez, ambos han desaparecido de la escena pública después de conocerse las denuncias en su contra por enriquecimiento ilícito y desviación de los recursos públicos.

Los asuntos de corrupción e impunidad en la función pública han sido motivo de escándalo afectando severamente a Peña Nieto, tanto en relación a temas que le atañen en forma directa como en cuanto a eventos relacionados con políticos de su partido, entre ellos varios de sus colaboradores como el ahora ex titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Publico (SHCP) Luis Videgaray Caso.

Peña no tiene capacidad para establecer una lucha frontal y seria contra la corrupción y la impunidad, porque además de su circunstancia coyuntural al estar manchado por un cúmulo de escándalos que lo desautorizan, en su circunstancia general de origen está como él señala groseramente de todos los mexicanos, impregnado de corrupción porque proviene de esa su cultura, ya que proviene del imperio del autoritarismo priísta en el Estado de México, donde fue Gobernador, entidad en la que abusar del patrimonio público para fines personales es aceptado como parte de la cultura.

Ya se expulsó a Javier Duarte de Ochoa de su partido el PRI, pero eso en nada ayuda a los mexicanos ni a la Justicia en sí, tampoco abona a la recuperación de la credibilidad y confianza del Régimen, es necesario lo capturen y se conozca toda su enorme red de criminales, para que vaya a la cárcel y tras su proceso penal se le condene.

Pero si se analiza la historia reciente en cuanto a la procuración de justicia en México, ni Javier Duarte de Ochoa o Guillermo Padrés Elías deberán estar muy preocupados ya que solo unos pocos exgobernadores que han enfrentado acusaciones graves han sido procesados, entre ellos Andrés Granier Melo, ex mandatario de Tabasco, Mario Villanueva de Quintana Roo, Jesus Reyna García de Michoacán, Guillermo Mercado Romero y Narciso Agundez de Baja California Sur, entre muy pocos políticos más.

La fuga de Javier Duarte genera enorme y bochornoso ridículo para él y su gobierno. Aunque tiene licencia y se dijo por él al solicitarla que no volvería a cumplir con su responsabilidad, lo cierto es que El Gobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa aún es el Mandatario y simplemente tiene una licencia o permiso para no estar cumpliendo su función y al ser aún Gobernante, está investido de la protección que le da el fuero constitucional y no puede ser detenido, aunque sea el caso que se hubiera librado por un Juez una orden de aprehensión en su contra, ya que no obsta que se le haya otorgado una licencia para la separación del cargo para ser considerado por La Constitución de la entidad y las leyes reglamentarias como Gobernador constitucional de Veracruz. Aún si tras que la Procuraduría General de la República hubiere realizado el trámite que señala el nuevo sistema penal acusatorio y tras haber sometido ante autoridades judiciales la carpeta de investigación con alegatos argumentados, aduciendo la existencia de circunstancias que conlleven la necesidad de “medidas emergentes” para que debiere obsequiarse la orden de captura del sujeto indiciado y aún cuando el Juez hubiera emitido la citada orden de aprehensión, esta no puede ser ejecutada en tanto el Mandatario pierda la inmunidad para ser detenido, sea que concluya el período de su mandato constitucional como Gobernador o mediante la incoación y desahogo previo del juicio de procedencia o comúnmente llamado ‘desafuero’. Así las cosas, para que se pudiera operar legalmente la detención de Duarte de Ochoa, sería necesario solicitar el mencionado Juicio de Procedencia ante el Congreso de la Unión, en un trámite que debe desahogarse en un lapso de aproximadamente 60 días, de ahí que sería incluso más conveniente esperar a la conclusión del sexenio de Duarte, que ocurrirá el primer minuto del próximo día primero de diciembre, y así automáticamente Duarte de Ochoa ya no esté investido del fuero inherente a su cargo como Gobernador Constitucional de Veracruz.

Como se ha informado, la PGR integró y consignó una averiguación criminal contra Javier Duarte de Ochoa por los delitos de operaciones con recursos de procedencia ilícita y delincuencia organizada y un juez ya giró una orden de aprehensión desde el 17 de octubre pasado y dicha orden de aprehensión, girada también en contra de varios exfuncionarios veracruzanos, es resultado de una denuncia presentada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Las circunstancias de tiempo en que se generó la acción penal, tardía y sin cuidado, dejan sentir que fue operada para facilitar la huida de Javier Duarte, a quien no se le debió haber otorgado licencia y además, debió incoársele desde hace tiempo el juicio de procedencia. Es evidente el interés del PRI y del Gobierno de Enrique Peña Nieto en evitar que se capture a Duarte de Ochoa y así evitar hable demasiadas cosas delicadas.

Ya se expulsó a Javier Duarte de Ochoa de su partido el PRI pero eso en nada ayuda a los mexicanos ni a la Justicia en sí, tampoco abona a la recuperación de la credibilidad y confianza del Régimen, es necesario lo capturen y se conozca toda su enorme red de criminales, para que vaya a la carcel y tras su proceso penal se le condene.

No obstante la aceptación del inadecuado manejo relativo a la presencia en México a invitación especial de Peña del patán y palurdo mercader neoyorquino sicofante de la política de nombre Donald Trump, de lo que culpan a Luis Videgaray ,este personaje está ya nuevamente empedrado, y aunque ya sin oportunidad de obtener la nominación presidencial, será un factor fundamental para la decisión de a quién impondrá Peña Nieto como abanderado del PRI a sucederle, de ahí que sigan teniendo oportunidad de ser candidato tanto José Antonio Meade Kuribreña como Aurelio Nuño Mayer y Claudia Ruiz Massieu Salinas, los 3 prácticamente ‘nacidos para perder’, por más que apoyados por otros grupos con menor influencia en el ánimo del dueño sexenal del PRI, se mueven sin mucha fortuna aún José Calzada Rovirosa, Miguel Ángel Osorio Chong y Eruviel Ávila Villegas, sintiéndose últimamente un movimiento que podría fraguar una alianza estratégica entre priístas y grupos de izquierda moderada que pudieran alentar al exRector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) José Narro Robles, quien además de tener un fuerte grupo impulsor es inteligente, experimentado y carismático, y podría dar el campanazo.

No hay claridad sobre quién está ahora aconsejando de cerca a Peña Nieto, pero ojalá le aconsejen y acepte escuchar más y además de solo decirlo, también realmente reconozca sus errores y se aboque a tratar de enmendar o al menos evitar repetirlos, además que es menester reimpulsar la labor anticorrupción y buscar un esquema de integración política entre si y su partido.

@salvadorcosio1
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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2