Por: Salvador Cosío Gaona
Aunque tanto el Presidente de la República Enrique Peña Nieto como sus principales colaboradores y especialmente los que buscan amainar la percepción negativa del gobierno, quieran convencer a la sociedad que no hay crisis socioeconómica, la realidad dista mucho de la jactanciosa apreciación gubernamental. No se puede tapar el sol con un dedo pretendiendo que la sociedad deje de sentir crisis económica y tratar que le crean al Presidente cuando dice que no existe crisis y que solo vive en la imaginación de los mexicanos pero es algo irreal.
La organización no gubernamental denominada «México, ¿Cómo Vamos? » alertó sobre las consecuencias del alza del índice inflacionario, al ubicarse durante el mes de abril en 5.82 por ciento y resaltó el acelerado ritmo de incremento de la tasa de inflación durante este año 2017, comparada con la de los años 2016 y 2015, eso, no obstante que Agustín Carstens Carstens Gobernador del Banco de México (BANXICO) ha expresado con jactancia que está seguro que a finales del presente año el índice inflacionario tenderá a la baja, mas ya el sector empresarial ha referido enviará una propuesta a la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CONASAMI) a efecto que se analice dictar un aumento emergente y urgente al salario mínimo, ya que actualmente resulta insuficiente para cubrir las necesidades básicas de la población y es que aseguran con mucho sentido, que si la tasa de inflación es alta, los ciudadanos reducen sustancialmente su capacidad de compra, lo que incide en la economía y obviamente en el detrimento de la calidad de vida de la mayoría de la población mexicana.
El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) informó que en el mes de abril el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) registró un incremento mensual de 0.12 por ciento frente a la disminución de -0.32 por ciento en abril del año pasado y esto ubicó a la tasa de inflación en 5.82 por ciento en comparación con el 2.54 por ciento registrado hace un año. La inflación acumulada en lo que va del año es de 3.04 por ciento, a esta época del año pasado era de 0.65 por ciento y en 2015 era de 0.25 por ciento.
Durante abril, los precios al consumidor se presionaron al alza principalmente por el aumento de 25.59 por ciento en el valor del jitomate, de 18.54 por ciento del aguacate y de 16.44 por ciento en el precio de chiles frescos. En contraste, el precio de la electricidad, tomate verde y cebolla se redujo un 13.36 por ciento, 9.15 por ciento y 7.29 por ciento mensual, respectivamente; al principio de año la inflación registró una tendencia al alza por el tipo de cambio (19 pesos por dólar) y por el incremento de entre 14 y 20 por ciento a los precios de las gasolinas y diésel.
En la reunión de política monetaria de la próxima semana, la Junta de Gobierno del banco central analizará si sube o no la tasa de interés referencial, una de las herramientas contra el incremento sostenido de los precios de bienes y servicios que actualmente se ubica en 6.50 por ciento.
Carstens aseguró que a finales de este año, la inflación general empezará a tener una tendencia a la baja mucho más clara y en 2018 se ubicará por debajo del techo máximo de la banda objetivo, de 3 por ciento más/menos un punto porcentual.
El presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Juan Pablo Castañón, adelantó la semana pasada que la iniciativa privada presentará este mes a la CONASAMI una propuesta “con posición de unidad” para el aumento al salario mínimo actualmente en 80.04 pesos. El objetivo es que el trabajador acceda a 92.71 pesos diarios, la cifra necesaria para alcanzar la línea de bienestar establecida por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), es decir, acceso a alimentación, vivienda, educación y salud.
Y es que según afirma Castañón, de 2012 a la fecha el salario mínimo general ha recuperado 13 por ciento del poder adquisitivo, más como en los últimos 30 años se perdió 70 por ciento del poder de compra de un salario mínimo, el porcentaje se redujo a 57 por ciento, no obstante, el incremento debe ser gradual para evitar efectos inflacionarios y para ello se creó una comisión de trabajo integrada por la Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), la Asociación de Bancos de México (ABM) y la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD).
Durante su mensaje por el Día del Trabajo, el CCE destacó que un trabajador en el sector formal recibe ingresos 63 por ciento más altos que alguien que opera en la informalidad; actualmente, 6 de cada 10 mexicanos se ocupan en el sector informal; carecen de servicios médicos, no tienen acceso a seguridad social y perciben un ingreso insuficiente, no es casualidad, refiere, que los seis estados con mayor informalidad son también los que tienen mayor pobreza.
Lo cierto es que aunque se quiera tapar el sol con un dedo y establecer que todo va muy bien y que los problemas económicos de las familias mexicanas solo existen en la mente de los jefes de familias y de los mexicanos en general, la situación es difícil para muchísimos millones de mexicanos y sin duda los problemas de acopio de los insumos básicos para la supervivencia o el bienestar mínimo, hacen más amplio el riesgo de inseguridad y violencia. Cuando desciende el índice de bienestar se incrementan los niveles de criminalidad, violencia, corrupción e impunidad y aunque no lo quieran así, ello obviamente afecta al partido del gobierno, que decrece en su nivel de aceptación social al mismo ritmo que Peña Nieto continúa descendiendo en su índice de credibilidad y aceptación popular como gobernante.
El sol es demasiado ardiente y luminoso como para que se pueda tapar con el dedo, ni tampoco se puede ya dar más atole con el dedo a la gente. Pasa el tiempo y no se avanza en amainar la problemática socioeconómica que aqueja a los mexicanos, con el agravante en cuanto al incremento en el índice de criminalidad y violencia, ya que además de aumentar los delitos comunes se ha incrementado la criminalidad con acento de barbarie.
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