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Desazolve #AGRAVIOalPUEBLO

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Por: Salvador Cosío Gaona

El gobierno federal mexicano que encabeza el Presidente Enrique Peña Nieto sigue poniéndole chile a la herida y está jugando con fuego, quizá pensando en que no habrá una reacción social de repudio demasiado fuerte ante las últimas medidas que afectan a la economía popular, como la que se dictó y provoca incremento artero en el precio de los combustibles para impulso automotriz. Pero es indudable la gran molestia y previsible que se acentúe el reclamo.

Cómo será de severo el enojo y hartazgo social que incluso muchos priistas están expresando también su posicionamiento adverso a las medidas adoptadas por el régimen central, llamando la atención las expresiones vertidas por el Gobernador de Jalisco que a través de su cuenta de Twitter, expresó reconocer la molestia popular, llamó indignante a la medida impetrada por el Poder central y anunció habrá acciones al respecto en favor de la sociedad.

Pero lo cierto es que resulta absurdo que una nación como México, una gran productora de petróleo, sufra el desabasto de gasolinas y aunque las autoridades afirmen que el conflicto sólo se suscitó en algunas regiones del país y que debería quedar subsanado en los días subsecuentes, el hecho es que hay un impacto demoledor que genera incertidumbre y zozobra, que augura además conflictos socioeconómicos que son fácilmente agravables pudiendo provocar desestabilización e ingobernabilidad.

Los miles de mexicanos que deambularon entre las estaciones de servicio para encontrar los avisos de “No hay gasolina” e hicieron fila durante largas horas para cargar algunos pocos litros de combustible, son ejemplo de lo que ocurre cuando se conjunta negligencia, torpeza, corrupción e impunidad. Ahí queda la reforma energética con las expectativas sobre sus ventajas en cuanto a que la explotación eficaz de las grandes reservas aún inexploradas era la gran esperanza para activar la economía nacional y contrasta con el desabasto de gasolina para los vehículos y el anuncio oficial del inminente incremento del 20% de los precios de los combustibles.

Desde luego que hay argumentos técnicos para explicar que la gasolina haya escaseado durante este período vacacional, mas el análisis debe ser sobre el fondo: advertir las razones por las cuales México se convirtió en un país importador de gasolinas a pesar de que siempre ha sido exportador de petróleo. Se dice que a corto plazo es más barato adquirir la gasolina refinada en el extranjero que invertir recursos en establecer o adecuar refinerías para procesar en México nuestro petróleo, ya que como es sabido las refinerías mexicanas son anacrónicas e ineficientes por años de abandono, saqueo y faltas de inversión, por lo que luego entonces la gasolina refinada en esas instalaciones resulta mucho más cara que la que se importa. Se afirma que la famosa liberación de los precios de los carburantes es una medida para sanear las finanzas de PEMEX y aliviar las de la nación a fin de evitar que se mantenga el subsidio al consumidor de combustibles con cargo a su enorme deuda y eso podría ser quizá un argumento válido, pero en tanto el Gobierno siga imponiendo gravámenes cercanos al 50% del precio de la gasolina, es inexacto el que se esté buscando una libre competencia de mercado de los carburantes según parámetros nacionales e internacionales ligados a costos más ganancia acotada.

Lo cierto es que el gobierno seguirá utilizando el petróleo y a PEMEX para financiar su alto gasto, especialmente el que se genera por actividades superfluas, excesos, derroche administrativo y todo lo prioritario para el desarrollo y que dista mucho de ser austero o racional, la diferencia es que ahora cargará más la mano directamente al consumidor y además inducirá inflación y atenuamiento de inversión privada, ocasionando más deterioro económico y pobreza social.

Durante años, PEMEX fue saqueado por la clase política gracias a los enormes márgenes de utilidad que ofrecía el petróleo y ahora que eso se ha reducido, se pretende seguir saqueando a esa empresa del gobierno pero cargándonos el gasto a todos, pues todos somos quienes utilizamos combustibles o dependemos de la logística de transporte.

Es imposible que no haya reclamo en tanto el pueblo se está hartando de advertir cómo sigue rampante y creciente el derroche del erario y los actos de corrupción e impunidad y parece que ni Peña Nieto o su equipo de expertos colaboradores quieren advertir el riesgo del estallido que ese hartazgo social puede provocar. Lo cierto es que el gobierno federal mexicano sigue sumando ingredientes para generar una gran reacción social de repudio que podría ser de muy grande dimensión y efectos impactantes incluyendo inestabilidad gubernamental o riesgo de ingobernabilidad en algunas regiones del país. El anuncio oficial que se efectuó por la Secretaria de Hacienda y Crédito Publico (SHCP) inherente al aumento del precio correspondiente a diésel y gasolinas efectivo a partir del primer minuto de 2017 de entre 14 y 24 % ha provocado fuerte reacción social de rechazo y exigencia de evitarlo, moviendo a un México que protesta iracundo en las redes y se prepara para hacerlo también en las plazas y calles, además de la posibilidad de acciones colectivas de orden legal para buscar detenerlo y de paso exhibir al gobierno federal que encabeza el Presidente Enrique Peña Nieto y a su partido el Revolucionario Institucional (PRI), además que a través de sus vocerías también ya todos los partidos de oposición al partido del gobierno, las organizaciones empresariales, así como agrupaciones gremiales diversas han mostrado su oposición a esa alza de precios en los combustibles, que indudablemente acarreará incremento del índice inflacionario y amenaza con frenar el crecimiento económico de México, cuyo índice para el 2017 podría no alcanzar más allá del 1.2%, lo que será muy distante del requerido 3% anual que se ha venido prometiendo sin cumplir año tras año y está generando mayor empobrecimiento.

El alza de más de un 20% en el precio al público de los carburantes se suma a una larga lista de elementos inflacionarios sobre la economía, como son la asunción al poder el próximo 20 de enero de 2017 del patán palurdo mercader neoyorquino sicofante de la política llamado Donald Trump, que asumirá en esa cercana fecha la Presidencia de Los Estados Unidos de América, conllevando hacia nuestro México severas amenazas como la posible anulación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la disminución de las remesas que los paisanos remiten mes a mes a nuestra patria, la deportación masiva de compatriotas y el freno a las inversiones de empresarios norteamericanos en México, aunado a la continua depreciación del peso, el pírrico incremento del salario mínimo y el aumento de las tarifas en la energía eléctricas.

Es inevitable advertir que a las ya repetidas alzas en la tasa de interés oficial que durante el año que acaba de concluir han sido determinadas por el Banco de México (BANXICO), se avecina una más con el consecuente incremento del costo de los servicios crediticios, de ahí que en lo económico 2017 será un año muy difícil, porque a la inflación se suma un recorte en el gasto público del 2% según el presupuesto federal aprobado y ello afectará programas de inversión e incidirá en la atonía económica y el decrecimiento del impulso al desarrollo.

Actualmente más del 40% del precio de la gasolina son impuestos y el petróleo supone la tercera parte de los ingresos del país. Siendo un país productor de petróleo crudo, México es incapaz de refinar el hidrocarburo que extrae y tiene que importar, pagando en dólares, el 54% de la gasolina que consume, pero un alza del 20% no es la forma idónea de ajustar los precios, se podría haber hecho de forma gradual y hay que advertir que el aumento se asoció a la liberalización de los precios de las gasolinas, pero tiene que ver con la depreciación del peso y el resultado de años de abandono de las refinerías.

Todos los partidos políticos rechazaron el nuevo precio y anunciaron movilizaciones en las calles, para la Presidenta del Partido de la Revolución Democrática, Alejandra Barrales Maldonado, el Gobierno pone todos los ingredientes para generar inestabilidad social y anunció un paquete de protestas de rechazo al incremento, en tanto Ricardo Anaya, Presidente del Partido Acción Nacional (PAN) señaló que es la consecuencia de años de desatención en PEMEX que hoy obliga a importar el 54% de la gasolina que consume el país y el líder del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), Andrés Manuel López Obrador, no tuvo más que volver a difundir el video en el que desde hace muchos meses advertía sobre el alza del precio de las gasolinas cuando el Gobierno de Peña impulsaba la idea contraria; que la reforma energética, y la consiguiente apertura de PEMEX conllevaría un descenso de precios y López Obrador explica que en el período de Peña Nieto la gasolina aumentará un 26% mientras que el salario mínimo no llegará al 10%.

El discurso del Gobierno federal se basa en defender el aumento señalando que el precio del petróleo subió un 67% durante el último año y para evitar mantenerlo artificialmente bajo vía subvenciones se determinó dejar de subsidiar para evitar el colapso de las finanzas públicas, según aseveró el Secretario de Hacienda José Antonio Meade Kuribreña, que afirmó era necesario que El Presidente Peña Nieto determinare esa liberación de precios de los energéticos según lo dictó La Comisión Reguladora de Energía tomando en cuenta la opinión de la Comisión Federal de Competencia Económica, lo que será efectuado mediante un calendario con 5 etapas de apertura regional: las primeras dos en el norte del país, la tercera y cuarta en el centro y occidente, y la quinta en la península de Yucatán y de acuerdo con ese calendario, el proceso comenzará en los Estados fronterizos de Baja California y Sonora el 30 de marzo y concluirá en Campeche, Quintana Roo y Yucatán el 30 de diciembre de 2017 y hasta que las cinco zonas no sean liberadas se mantendrá un esquema de precios máximos en 90 regiones del país; 7 de frontera y 83 de interior, más tanto las supuestas razones del alza como la forma en que se hará efectiva, son tan confusas que el Gobierno federal tiene muchos problemas para dejar claro el tema, su Dinámica e impactos, recibiendo acres críticas porque hay zonas conurbadas con precio diferenciado sin motivo aparente y no hay la mínima confianza de la población en cuanto al control, además que se mantiene el reclamo dado que es sabido que gran parte del costo de los combustibles son impuestos altísimos y se exige que en vez de tanto impuesto el gobierno deba reducir su enorme gasto suntuario y superfluo, además de abatir los enormes emolumentos y prestaciones de la enorme alta burocracia.

A las negras previsiones macroeconómicas se suma la indignación popular que ha llegado hasta la manguera de las estaciones de servicio, pues se conjuntó el anuncio oficial del aumento del precio de los combustibles con la falla en el abastecimiento que provocó grandes filas en las gasolineras y el consecuente clima de incertidumbre. La que será la mayor alza del precio de combustibles en dos décadas ha movilizado a la clase política opositora al PRI-Gobierno, a los empresarios y los usuarios, provocándose que a través de las redes sociales se llame a movilizaciones, huelgas y diversas medidas que se pretenden efectuar para presionar al gobierno federal que no se ha visto muy ducho en la argumentación para intentar justificar las medidas, por más que sea mucho muy difícil defender y atenuar el enojo social

@salvadorcosio1
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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2