Por Karla Ruiz Velasco:
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La gestión del capital humano sigue siendo, en muchas empresas, un área en construcción. Aún persiste la improvisación: se contrata por urgencia, se capacita por intuición y se lidera sin rumbo. Esto genera rotación, desgaste, pérdida de valor y un costo financiero de oportunidad que pocas veces se calcula, pero que impacta directamente en la competitividad.
¿Cómo lograr entonces una gestión responsable y estratégica? La respuesta está en estructuras claras, procesos éticos y líderes capacitados. No basta con tener talento; se requiere institucionalizarlo. Es decir, diseñar sistemas que alineen el desarrollo de las personas con los objetivos del negocio, cuidando el bienestar, la legalidad y la cultura organizacional.
El liderazgo en este contexto también está en evolución. Hoy se necesitan líderes empáticos, estratégicos y operativos. Personas capaces de comunicar con claridad, formar equipos sólidos, tomar decisiones con visión y sostener la cultura con el ejemplo.
Lo que hace falta, en palabras sencillas, es pasar de la intuición a la estrategia. Profesionalizar la gestión de Capital Humano implica definir perfiles, evaluar competencias, establecer rutas de desarrollo y construir culturas organizacionales con propósito. No se trata únicamente de contratar, sino de formar líderes, cuidar el clima laboral y asegurar que las personas caminen en la misma dirección que la empresa.
El reto es grande, pero el beneficio es mayor: un crecimiento sostenible y verdaderamente humano.