El comunicado de prensa del Hospital Gemelli, donde es atendido el Papa Francisco, habla de «crisis respiratoria asmática de magnitud prolongada en el tiempo, que también requirió la aplicación de oxígeno a altos flujos». Eso significa – según explica Michele Vitacca, neumólogo de los Institutos Maugeri de Pavía – que una fuerte inflamación ha reducido el calibre de los bronquios del Papa, ya afectados por una enfermedad crónica. De este modo, el flujo de aire a los pulmones se redujo, con el efecto de hacer que el Santo Padre se quedara sin aliento y redujera la cantidad de oxígeno transportado en la sangre.
Anemia y trombocitopenia:
Por esta razón, se administraba oxígeno, a flujos altos, es decir, a través de canales nasales daban aire enriquecido con una alta cantidad de oxígeno. El Papa también tiene trombocitopenia, es decir, falta de plaquetas, asociada a anemia, una deficiencia de glóbulos rojos.
El significado de esta cuestión es menos claro. Podría estar relacionado con la infección. Sin embargo, es demasiado pronto para decir que se trata de sepsis, la temida infección que se extiende a todo el cuerpo y de la que también hablaron los médicos del Papa en el punto de prensa del viernes.
El problema sanguíneo, que se abordó con una transfusión, podría estar relacionado con una hemorragia, por ejemplo una úlcera por estrés, que puede afectar a las personas hospitalizadas.