La tradicional celebración de Año Nuevo en Seúl, conocida por sus vibrantes luces y multitudinarios eventos, tomó un giro distinto este 2025.
En lugar de los habituales fuegos artificiales y gritos de júbilo, el centro de la capital surcoreana quedó en silencio mientras la campana Bosingak marcaba el inicio del nuevo año. Este acto fue dedicado a las víctimas del trágico accidente aéreo de Jeju Air, que dejó al país en duelo.
Una noche de reflexión y duelo colectivo
Miles de personas se reunieron en el centro de Seúl, no para celebrar, sino para rendir homenaje. Las autoridades decidieron apagar las luces y cancelar las festividades habituales como muestra de respeto hacia las familias de los afectados.
La campana Bosingak, un símbolo de renovación y esperanza, sonó en la oscuridad, creando un ambiente cargado de emociones y reflexión.
El accidente de Jeju Air, ocurrido en diciembre de 2024, marcó profundamente a la nación. El vuelo, que cubría la ruta Seúl-Jeju, sufrió una falla catastrófica que resultó en la pérdida de más de 170 vidas. El evento no solo conmocionó a Corea del Sur, sino que también generó una ola de apoyo internacional hacia las familias de las víctimas.
La decisión de conmemorar el Año Nuevo de esta manera fue ampliamente respaldada por la población. Ciudadanos dejaron flores y mensajes en las calles cercanas al lugar donde se llevó a cabo la ceremonia, mientras otros encendieron velas en sus hogares como señal de solidaridad.
«Es un momento para reflexionar, no solo sobre la pérdida, sino también sobre la importancia de la seguridad y la vida», expresó el alcalde de Seúl