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Como altera la salud y la personalidad la exposición a ruidos muy fuertes

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La contaminación acústica es uno de los grandes problemas de salud que afecta a muchas capitales y ciudades urbanizadas del mundo. Sin embargo, a diario todos convivimos con alguna fuente de ruido que perjudica nuestra calidad de vida al alterar los procesos hormonales y nuestros estados de ánimo.

Se estima que más del 60% de los argentinos se siente perturbado por ruidos molestos en sus barrios u hogares, y un 49% en sus trabajos. En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) postuló a Buenos Aires como una de las cinco ciudades más ruidosas en el mundo.

Existe evidencia que confirma que la contaminación acústica tiene efectos tanto temporales como permanentes a través de los sistemas endocrino y nervioso autónomo.

Las consecuencias en el organismo empiezan a ser observadas a partir de las exposiciones diarias a largo plazo a niveles de ruido por encima de los 70 dB (nivel límite recomendado por la OMS) y si bien siempre se ha hablado acerca de los daños directos que los ruidos provocan en los oídos, también actúan como un estresor y amenaza a la homeostasis del organismo (capacidad de mantener un estado interno estable) por lo que se ponen en marcha procedimientos tanto para luchar como para huir.

MECANISMOS BIOQUIMICOS

El ruido actúa como una amenaza y por eso el organismo se defiende con el incremento de la segregación de las hormonas adrenalina y cortisol. Ésta última, regresa al cerebro y actúa en la amígdala y en el hipocampo, dos áreas relacionadas con las emociones y la memoria, es por eso que de seguro no olvidaremos el lugar y condiciones que nos hicieron huir de un ruido molesto y además si la exposición es crónica, la acción que produce el cortisol lleva al enojo y a la hipersensibilidad emocional, lo cual hace que la persona se vuelva irritante, nerviosa y agresiva.

La exposición diaria al ruido también puede disminuir los niveles de serotonina puesto que el cerebro debe utilizar más cantidad para mantenerte tranquilo y centrado en momentos de estrés. Los niveles de serotonina en el organismo tienen una influencia directa sobre los estados de ánimo, al disminuir la cantidad de este neurotransmisor, aumenta el comportamiento violento. La persona expuesta a un estrés crónico, es muy probable que se vuelva menos sensible a los ruidos pero en cambio sientan mucho más otros tipos de estresores.

MUCHO RUIDO Y POCA SALUD

Estudios en individuos expuestos a diferentes fuentes de ruido demuestran que algunas de las consecuencias físicas son: el incremento del ritmo cardíaco, la presión sanguínea y la viscosidad y los niveles de lípidos en sangre.

La exposición al ruido puede causar dos tipos de estrés: el agudo (el que se desencadena por un ruido inesperado y repentino) y el Estrés crónico (provocado por la exposición continuada a fuentes de ruido)

El estrés agudo se presenta con un incremento de los niveles de adrenalina y el flujo de oxígeno al cerebro y se reduce la activación de otras áreas. En estos casos, el organismo interpreta que la amenaza es inmediata y la secreción de hormonas de estrés resulta en un incremento del ritmo cardíaco y de la presión sanguínea, una rápida liberación de energía en el torrente sanguíneo, reducción del metabolismo con una disminución en la activación salival y gastrointestinal, reducción en las hormonas sexuales y activación de algunas funciones inmunes. El incremento de energía al cerebro, corazón, y músculos le permite enfrentar la amenaza.

La exposición crónica a estrés y sus consecuentes cambios hormonales puede ser de particular importancia en el desarrollo de enfermedades. Si las reacciones de estrés son crónicas, el sistema gastrointestinal, piel, sexo, sueño y la respuesta a infecciones pueden verse afectados.