Por: Carlos E. Martínez Villaseñor
El grito indígena en nuestro país, pareciera no tener alcance, ser sordo frente al desarrollo social cotidiano, y mudo cuando se trata de defender sus derechos… La vida misma, su fuerza por innovar, crecer, y la exorbitante furia de expandirse, ha dejado a los grupos indígenas en el abandono total… sí total.
Son alrededor de 68 pueblos indígenas, los que durante esta pandemia COVID-19 han alcanzado un margen de 1,700 activos, y más de 300 decesos.
¿En algún noticiero han mencionado algo al respecto?, ¿la cifra sólo es para ciudades, o para una sociedad en concreto?, es triste ver como nosotros mismos encarrilados dentro de una esfera de cristal, ignoramos por completo las necesidades que hoy sufren nuestros pueblos indígenas. Calcular los motivos, las circunstancias, o los atropellos, serían innumerables. Hemos desplazado y erradicado a nuestras raíces indígenas.
Imaginemos solamente ¿cómo vivirán en este momento esta crisis social-económica-salud?, ¿quién los socorre o asesora en esta crisis mundial?… Triste saber que no existe un periódico en circulación alrededor de todo el país, que mencione está situación. Con territorios que han sido despojados… acordonados por ríos contaminados para sus animales y cosechas, donde la energía eléctrica no existe, y mucho menos el internet… donde la escasez de comida y agua es diaria… Publicaciones periodísticas como Forbes, mencionan que un indígena infectado tiene el 70% de probabilidad de fallecer, ¿y el sector salud qué hace al respecto?
Existe una excelente iniciativa por parte de la UNESCO, donde se busca brindar de radios comunitarios, con la intención de conectar a estas más de 60 lenguas… sí, es muy buena política pública, pero en su día a día ¿cómo se está ayudando y apoyando?… Si para una familia tradicional es difícil mantener sus trabajos, sus gastos frente al transporte público, comida, hogar y medicinas… no me puedo imaginar lo que vive una comunidad indígena… y dije bien comunidad no familia.
Este gran reto por informar sobre esta epidemia, bajo métodos de lingüística, así como de procesos culturales muy diversos. Medidas a adoptar bajo sus formas de organización y sanación. Muchas de ellos, bajo sus creencias y tradiciones mismas… he ahí lo complejo de ello. No es novedoso, que los temas de comunidad indígena, no sean encabezados de notas nacionales y sus derechos humanos no sean del todo respetados… pero no olvidemos que son seres humanos como tú y yo, que necesitan más de una mano, necesitan que hagamos conciencia que también ellos son parte de nuestra sociedad y exigen su espacio dentro de ella.
Preguntarnos ¿hasta cuándo las comunidades indígenas serán atendidas?… Es sorprendente tan sólo conocer el porcentaje de letalidad, no podemos imaginar la urgente necesidad que tienen por ser atendidos. ¿Tenemos un espacio dentro de la sociedad mexicana para nuestros indígenas? No los abandonemos. Los que acaso vemos con su carretilla de plantas, dulces, aguacates, fresas y moras, tapetes, abono para plantas, son sólo un porcentaje mínimo de las comunidades que necesitan de nosotros, ayudemos por lo menos a hacer más fuerte este grito de desesperación. La falta de medicamentos, agua, comida, hacen de esto más complejo. Es evidente que en varios medios de comunicación, la ficha técnica sobre este tema se les envió y tal cual, publicaron la misma clase de información. Búsquenla y verán que es verdaderamente aberrante cómo un tema de esta importancia, sea abordado “por encimita”.
¿En qué mundo vivimos? Más de 55 mil indígenas viven en territorio jalisciense; el 0.8% de la población en Jalisco habla alguna lengua indígena; las lenguas más usadas son el huichol, náhuatl, purépecha, y mixteco; la pobreza y el analfabetismo son las banderas a vencer en estas comunidades. Se tiene que determinar, quién y bajo qué lineamientos, pueden apoyar a estas comunidades. La enseñanza es, que hoy sólo buscan espacios de trabajo y que se les deje trabajar para llevar sustento a sus familias, en medio de esta guerra económica mundial…
