Por: Héctor Romero González
Apenas en los últimos 10 años (2008 a 2018) el parque vehicular nacional creció de 29 millones a 47 millones de autos, de acuerdo a cifras publicadas por el INEGI. De hecho, el crecimiento del parque vehicular promedio por año de 1990 a 2015 fue de 5.3%, mientras que la tasa de crecimiento de la población apenas alcanza el 1.5%. Esto significa que cada vez más mexicanos tienen más coches y como consecuencia se ha provocado una grave congestión vial en las ciudades.
Sin embargo, son pocos los gobiernos que se han detenido a medir a través de datos duros los efectos que tiene el incremento exponencial de vehículos. Por ello es valioso el estudio que presentaron hace apenas unos días “Sin Tráfico” y el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), sobre los costos sociales y económicos del tráfico en las 32 ciudades mexicanas con mayor actividad económica de cada entidad, a través de un análisis de Big Data.
Uno de los datos que más llama la atención del estudio es cómo el Estado ha favorecido la inversión pública destinada a infraestructura para coches, a pesar de que la mayoría de la población utiliza transporte público para sus traslados cotidianos.
En 2015 apenas el 24% de la población mexicana utilizaba vehículo y se invirtió un 47% del presupuesto en infraestructura en las ciudades. En contraste el 39% usa transporte público, pero solo se invierte 1.2% del presupuesto. ¿Por qué razón se privilegia el privilegio?
Guadalajara es una de las pocas excepciones, ya que en 2016 fue la ciudad con mayor inversión en transporte público del país, con un 12%.
La apatía de los gobiernos locales para invertir en el transporte público fomenta la desigualdad, ya que destinar recursos a inversión pública para los automóviles favorece a los más privilegiados, ya que por cada 5 hogares que tienen un ingreso trimestral promedio de $53,400.00 hay 3 vehículos. En contraste, por cada 5 hogares que tienen un ingreso trimestral promedio de $18,900.00 tan solo hay 1 coche.
Por su parte, implica un mayor costo social y económico para los usuarios del transporte público. El tráfico de las ciudades implica la pérdida de 118 horas al año para los usuarios del transporte público, cuando a los usuarios de vehículos tan solo les implica la pérdida de 71 horas.
Esta pérdida de tiempo también representa un costo económico que, concentrado, representa 3 mil 875 pesos por persona al año. Tan solo en el caso de Guadalajara, esto significa un costo de más de 8 mil millones de pesos, ubicándose en tercer lugar del ranking de ciudades afectadas por el tráfico, tan solo después del Valle de México y Monterrey.
Además, esta situación perjudica sobre todo la calidad de vida de las personas que habitan la periferia de las ciudades, ya que deben erogar un aproximado de 22.4% de su gasto total en su movilidad, sin mencionar el desgaste que la pérdida de horas productivas genera.
Esto nos obliga a reflexionar como sociedad y repensar las ciudades como espacios de coexistencia, donde es necesario poner a las personas por delante de los autos.
Por ello es importante impulsar una agenda de movilidad sostenible, así como promover la construcción de vivienda colectiva en espacios céntricos de la ciudad, evitando la necesidad de largos desplazamientos, los cuales sin lugar a dudas afectan emocionalmente a aquellos que pierden largas horas en sus trayectos.
A su vez, es importante tomar medidas adicionales que desincentiven el uso de los autos como medio de transporte consuetudinario, ya sea eliminando de los reglamentos de construcción la exigencia de cajones mínimos de estacionamiento o eliminando las restricciones tarifarias de los estacionamientos públicos en centros comerciales, contrario a algunas de las políticas impulsadas en Jalisco hace un par de años.
@hecromg
