Mostrar la crudeza de la vida cotidiana con mucha naturalidad, a partir de la historia de un hombre que repentinamente pierde la vista, era uno de los objetivos que la mexicana Mariana Chenillo quería lograr con su tercer filme «Todo lo invisible».
«Yo pienso que la crudeza que existe en la situación del personaje es parte del camino que tiene que recorrer. Como que el proceso de aceptación y de encontrar las cosas que le quedan, hacen un recorrido que intenta ser menos sórdido. Queríamos dar una sensación de naturalidad», explicó