A siete días de haber comenzado su gira proselitista, Adán Augusto López Hernández cierra su último acto en Oaxaca con una “limpia” de protección contra las malas energías, pero el incienso falla, y tres minutos después, hay pleito en el templete.
Mientras el extitular de la Secretaría de Gobernación toma el micrófono, el diputado Irán Santiago Manuel comienza una discusión con uno de los dirigentes serranos que quieren quedarse para tomarse la foto.
De los gritos pasaron a unos discretos empujones, pero el legislador se impuso y logró bajarlo, sólo queda “su gente” para aplaudir al aspirante presidencial.
“Hagan una valla”, pide de inmediato a los integrantes de su organización que se encuentran abajo del templete para impedir su regreso.
No es necesario, el dirigente de la sierra de Ocotlán, cuyo nombre nadie recuerda, se retira a grandes zancadas lanzando insultos al diputado.
Irán Santiago ya no lo escuchó, estaba dedicado a supervisar “su evento” con el aspirante que lo respaldó en su pleito contra el gobernador de esa entidad, Salomón Jara.
También contó con el respaldo del diputado Leonel Godoy para evitar que el líder local se quedara en el templete.
Antes del inicio del acto, las chamanas, mujeres encargadas de hacer la limpia, explican que dicho ritual también servirá para que Adán Augusto tome mejores y más firmes decisiones.
El trabajo parece que aún no surte efecto: en el templete el diputado Leonel Godoy, coordinador oficial de la campaña, se toma fotos con simpatizantes y militantes.
Atrás del templete, el empresario Arturo Ávila supervisa cada movimiento que se lleva a cabo mientras habla Adán Augusto.
Lo mismo acerca un tarro de miel para refrescar la garganta del exsecretario de Gobernación, que palomea o tacha a los danzantes y bailarines que amenizaron como teloneros el acto proselitista.
Ávila hace llamadas para coordinar el próximo acto de Adán Augusto en Sonora, en tanto, al frente hay selfies, abrazos y sonrisas. La limpia aún no surte efecto.