Por: Carlos Carrizales
El arte, en cualquiera de sus disciplinas, no solo es un derroche de creatividad, sino una manera de expresar un momento, un movimiento o una situación. A lo largo de la historia, hemos visto obras que representan el transcurrir de la humanidad, entre los momentos más pacíficos y divinos, hasta la atrocidad de actos inhumanos hechos por la maldad, el odio, la experimentación e incluso, por la diversión.
El discurso es el que permea en los individuos, mientras más polémico, más posibilidad de prohibición tiene y por ende, más curiosidad entre las personas que buscan saber el porqué, tal como ocurrió durante la Edad Media con el autor neerlandés, Erasmo de Róterdam, quien a pesar de ser un filósofo crisitiano, criticó el actuar del clero; como él hay cientos de casos en la literatura.
En ésta época, también hubo una prohibición masiva de las canciones populares (o profanas, como gusten ustedes decirles), que debido a que nunca se escribieron, quedaron perdidas en esa época que tanta oscuridad trajo a quienes no estaban alineados con lo establecido.
Todavía hasta hace algunos años, la iglesia buscaba evitar la difusión de algunas canciones o artistas, como el caso de los Rolling Stones, cuando Mick Jagger bailaba e interpretaba Sympathy for the Devil, los también ingleses de Led Zeppelin hablaban de una escalera al cielo, lo que les valió una censura, etc, etc.
Sin embargo, las distintas religiones no fueron las únicas incómodas por ciertos temas: los gobiernos también han sido blanco de todo tipo de críticas (no precisamente por ser buenos dirigentes), lo que provocó dolores de cabeza a más de uno: los Sex Pistols llamaban a la anarquía en el Reino Unido mientras que los salvaterranos de La Polla Récords, criticaban básicamente a todo lo que España representaba en cuanto a monarquía, el fascismo, la guerra, el catolicismo, el autoritarismo, la moda, entre más temas, siempre desde un punto de vista del obrero, como en la canción Todo por la Patria, mencionan que los dirigentes del país, utilizan las armas contra los ciudadanos para lograr la paz.
No obstante, de unos años para acá, esas ideologías son débiles y escasas: son pocos los que hacen que su voz entre en el sistema de alguien más para cambiar la manera de pensar y cuando lo hacen, son opacadas por temas ajenos al propósito, algo de esto cuestionó el trovador mexicano Fernando Delgadillo, en Carta a Francia, cuando dice que necesita mucho tiempo para hablar de la música sin contenido (la califica como «sencilla y reciclada y que nunca dice nada») quizá porque no tienen nada qué decir.
En 2019, la cantautora chilena Mon Laferte, aprovechó la ceremonia de los Grammys Latinos, para descubrir su pecho en donde tenía un mensaje fuerte y contundente: En Chile torturan, violan y matan.
Mucho de este suceso dio la vuelta al mundo, pero en las redes le dieron una importancia casi similar a la forma de sus senos que a la realidad que golpea a ese país. O a más países en los que las balas son una melodía que se unen a los gritos de desesperación e impotencia para hacer una canción tan común que ya la dejan de fondo de compañía.
Aquí surge la duda: Y los famosos jóvenes colombianos, venezolanos, mexicanos, puertorriqueños ¿por qué no buscan crear conciencia? Da a entender que aquellos que tienen el potencial para cambiar todo (Maluma, J Balvin, Bad Bunny, etc.), nacieron dentro de una burbuja ajenos a cualquier hecho que sucede en sus lugares de origen o simplemente, no les importa si sus paisanos mueren de hambre o asesinados.
Esto no es exclusivo de Latinoamérica, los pocos que están en el estrellato y señalan las fallas, son aquellos que rebasan los 50 años, quienes tuvieron más dificultades o que vivían con el temor que estallara alguna bomba nuclear que acabara con toda la humanidad.
Hace falta más hermandad, más empatía y solidaridad. La música, las artes en general, siempre serán el mejor mecanismo para lograrlo. El problema es que lo que cantaba Lennon, de darle una oportunidad a la paz, es imposible porque hay más cobardes o iluminados por los reflectores.
Hasta la próxima canción.
Recomendación musical de la semana:
Artista: La Polla Records
Álbum: No somos nada
Género/Estilo: Punk
Año: 1986
Enlace: https://open.spotify.com/album/2CU3SNPOPNOzggNdu0HHEH?si=byXu4GQuQZacHb46BzmZPg&utm_source=copy-link