El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, rechazó que la aprobación de la reelección presidencial indefinida, sea el «fin de la democracia», al asegurar que las críticas a esa decisión se deben a que la tomó un país «pequeño y pobre».
En un trámite exprés, el Congreso, dominado por el oficialismo, aprobó el jueves una reforma constitucional que permite la reelección indefinida, amplía el mandato de cinco a seis años, y elimina la segunda vuelta electoral.
Organizaciones como Amnistía Internacional, Human Rights Watch (HRW) y la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) consideraron la decisión como un «golpe mortal» a la democracia y una «manipulación» a la Constitución para favorecer las ambiciones de poder de Bukele.
«90% de los países desarrollados permiten la reelección indefinida de su jefe de gobierno y nadie se inmuta», reaccionó Bukele en X. «Pero cuando un país pequeño y pobre como El Salvador intenta hacer lo mismo, de repente es el fin de la democracia», explicó.
El mandatario de 44 años llegó al poder en 2019 y fue reelegido en 2024 con 85% de votos, lo que le permitió tener un control casi absoluto de todos los poderes del Estado.
Según Bukele, si El Salvador se declarara una monarquía parlamentaria «con exactamente las mismas reglas que Reino Unido, España o Dinamarca», las críticas seguirían.
«El problema no es el sistema, sino el hecho de que un país pobre se atreva a actuar como un país soberano. Se supone que no debes hacer lo que ellos hacen. Se supone que debes hacer lo que te dicen», sentenció.
Nayib Bukele goza de gran popularidad por su «guerra» contra las pandillas que inició en 2022 y redujo a mínimos históricos la violencia en el país centroamericano.