Las mujeres se encuentran con baja representación en todos los niveles del sistema financiero global, pues su presencia es escasa lo mismo en bancos que entre los reguladores, como usuarias o como ejecutivas.
Sin embargo, el aumento de su presencia traería beneficios que irían más allá de reducir la brecha de género, por ejemplo ensanchar el crecimiento económico global, señaló un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI).
De acuerdo a datos de 2016, como depositantes y solicitantes de crédito, las mujeres representaban el 40 por ciento de la clientela bancaria, de acuerdo con un sondeo del FMI, el primero de este tipo.
La participación tiene amplias diferencias según el país de que se trate, pues va del 51 por ciento de quienes han solicitado un préstamo en Brasil, a solo ocho por ciento en Pakistán.
Por regiones, la mejor participación de las mujeres se encuentra en América Latina, donde casi 50 por ciento son depositantes y alrededor del 45 por ciento son deudoras.
En contraste, en el Medio Oriente, África del Norte, Afganistan y Pakistán, las mujeres que han obtenido un crédito apenas supera el 10 por cientro y las depositantes solo llegan al 20 por ciento del total de la clientela.
Empero, los beneficios de la participación femenina son palpables, señala el estudio publicado en el blog de la institución.
Indica que en Kenia las mujeres con una cuenta bancaria invierten más en sus negocios que los hombres con cuenta, mientras que en Nepal las mujeres con tarjeta de ahorro aumentan su gasto en educación.
La investigación puntualiza que el aumento de la bancarización entre mujeres amplia la eficiencia de las políticas fiscal y monetaria pues hace crecer los mercados financieros y la base gravable.
En materia ejecutiva, el trabajo del FMI indica que solo dos por ciento de los ejecutivos de más alto nivel son mujeres, y menos del 20 por ciento del sexo femenino en los consejos directivos de las instituciones.
