Las autoridades de Texas informaron este domingo que la cifra de fallecidos a causa de las recientes inundaciones en el centro-sur del estado ha llegado a 82. La tragedia, que afecta principalmente a la región conocida como ‘Hill Country’, ha provocado una respuesta coordinada de los servicios de emergencia y ha generado preocupación en la comunidad local.
Según anunció Larry Leitha Jr., alguacil del condado de Kerr, uno de los más afectados, en una rueda de prensa se han registrado 68 muertes en su jurisdicción, de las cuales 40 corresponden a adultos y 28 a menores de edad. Además, 18 adultos y 10 niños permanecen sin identificar. En los condados cercanos también se reportaron decesos adicionales, sumando un total de 14: seis en Travis, tres en Burnet, dos en Kendall, dos en Williamson y uno en Tom Green, informó la cadena CNN.
Las autoridades continúan las labores de búsqueda de personas desaparecidas, centradas en un campamento cristiano en Mystic, donde permanecen 10 niñas y una monitora que se encontraban en el lugar al inicio de las precipitaciones. El gobernador Greg Abbott estimó que hay aproximadamente 41 personas aún en paradero desconocido, en un contexto de alta movilidad de visitantes por festividades del 4 de julio.
El Servicio Meteorológico Nacional (NWS) emitió una alerta de vigilancia por posibles nuevas lluvias hasta las 7 p.m. hora local, con pronósticos de acumulaciones adicionales de 5 a 10 centímetros, e incluso hasta 25 centímetros en zonas aisladas. Desde el viernes, equipos de rescate, voluntarios y autoridades están desplegados en las zonas afectadas, realizando tareas que incluyen rescates en tierra, operaciones con perros y caballos, así como en embarcaciones y helicópteros.
En Kerrville, los trabajos de limpieza ya comenzaron con la utilización de maquinaria pesada para remover escombros, incluyendo árboles caídos, restos de vehículos y otros residuos que obstaculizan las vías principales. La recuperación de la infraestructura y la reapertura de carreteras son prioridades en la fase inicial de respuesta.
El gobierno de Estados Unidos, a través del presidente Donald Trump, declaró oficialmente el estado de emergencia por desastre natural en Texas, facilitando así la activación de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA). Sin embargo, también se reportan cambios en la política federal, con recortes en programas de ayuda y una posible transferencia de responsabilidades a los gobiernos estatales en futuras emergencias.
Estas inundaciones han afectado significativamente la región, interrumpiendo actividades y poniendo en marcha un operativo de respuesta que aún continúa en marcha. La comunidad local, todavía en proceso de recuperación, enfrenta un panorama marcado por la pérdida de vidas y la destrucción de bienes, en medio de condiciones meteorológicas que podrían complicar aún más la situación en los próximos días.