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Atención a los adultos mayores: de la reciprocidad a la ingratitud

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Por: Yuri Guzmán

La responsabilidad del cuidado de los adultos mayores en México es un tema que, además de ser de índole legal, social y emocional, refleja las complejidades y tensiones que enfrentan muchas familias en la actualidad. La ley mexicana, específicamente el Código Civil Federal, reconoce el derecho de los adultos mayores a recibir apoyo de sus hijos y nietos, estableciendo que la obligación de brindar alimentos —que incluyen comida, vestimenta, vivienda, atención médica y en muchos casos, cuidados adicionales— es recíproca y prioritaria. Sin embargo, esta obligación legal muchas veces contrasta con la realidad emocional y social, donde las tensiones familiares, las dificultades económicas y la percepción de ingratitud generan un escenario complejo y lleno de matices.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México hay aproximadamente 8.5 millones de personas mayores de 60 años, y se estima que para 2050 esta cifra alcanzará los 30 millones. A pesar de que la ley contempla la obligación de los hijos de cuidar de sus padres, la realidad revela que no siempre se cumple con esta responsabilidad, ya sea por falta de recursos, por conflictos familiares o por una percepción de que la vejez no es una prioridad. La carga económica y emocional que implica el cuidado de un adulto mayor puede convertirse en una fuente de tensión, especialmente en familias con recursos limitados o en contextos donde las normas sociales y culturales no fomentan una corresponsabilidad clara.

El concepto de que los adultos mayores “les pesan a los hijos” ha sido objeto de críticas y análisis. En muchos casos, estos sentimientos nacen de la percepción de que los cuidados se han convertido en una carga excesiva, que afecta la estabilidad emocional y financiera de los cuidadores. La Asociación Mexicana de Seguros (AMIS) reporta que los gastos médicos y de atención en la vejez representan cerca del 40% del ingreso familiar en hogares donde los adultos mayores requieren atención constante. Este gasto, sumado a la posible pérdida de productividad o ingreso de los hijos, genera tensiones que pueden derivar en conflictos familiares, sentimientos de ingratitud o incluso abandono.

Por otro lado, existen casos en que los adultos mayores exigen, en ejercicio de sus derechos, la pensión alimenticia, la cual debería cubrir no solo las necesidades básicas sino también aspectos emocionales y de atención. La ley mexicana, en sus artículos 301 y 304 del Código Civil, establece claramente que los hijos tienen la obligación de proveer alimentos a sus padres en la medida de sus capacidades. Sin embargo, la realidad muestra que muchos adultos mayores enfrentan una situación de vulnerabilidad, en la que la reciprocidad y la solidaridad parecen diluirse en medio de las dificultades socioeconómicas y culturales.

Es importante destacar que el cuidado de los adultos mayores no sólo implica aspectos materiales, sino también afectivos. La atención, el amor, la empatía y la compañía son fundamentales para mejorar la calidad de vida en la vejez. Sin embargo, en muchas familias, estas dimensiones se ven relegadas por las presiones económicas, la falta de tiempo o la percepción de que la vejez es una etapa que debe afrontarse de manera individual. La cultura mexicana, con su fuerte arraigo en la familia extensa, debería promover una mayor responsabilidad social y emocional hacia los mayores, pero en la práctica, muchas veces se priorizan otros aspectos.

Este fenómeno también plantea la necesidad de repensar las políticas públicas y los sistemas de apoyo social. La existencia de centros de atención para adultos mayores, programas de asistencia social y campañas de sensibilización son fundamentales para complementar el trabajo familiar y evitar que la carga recaiga desproporcionadamente en algunos miembros. La creación de redes de apoyo, la regulación de las pensiones y la promoción de una cultura de respeto y cuidado hacia la vejez son pasos necesarios para reducir las tensiones y garantizar una vida digna para los adultos mayores.

Destaquemos pues que el cuidado de los adultos mayores en México es una responsabilidad que, si bien está respaldada por la ley, requiere de un compromiso social, emocional y económico que trascienda las obligaciones legales. La percepción de que los adultos mayores “les pesan a sus hijos” refleja, en parte, las dificultades económicas y culturales, pero también señala la necesidad de fortalecer los valores de respeto, gratitud y solidaridad. La sociedad mexicana debe encontrar mecanismos que promuevan una convivencia generacional armoniosa, en la que el cuidado y el apoyo mutuo sean una prioridad, garantizando así el bienestar de toda la población en su etapa de mayor vulnerabilidad.

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