Los ministros de Finanzas de la zona euro aprobaron hoy aquí los términos del tercer programa de rescate de Grecia, que ascenderá a 86 mil millones de euros (alrededor de 95.6 mil millones de dólares) durante tres años.
Del monto total, 25 mil millones de euros se destinarán a la recapitalización de los bancos helenos y serán canalizados a través de una cuenta del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) específica para ese fin.
Un primer tramo de 10 mil millones de euros será transferido a esa cuenta “inmediatamente” y otros 15 mil millones de euros podrían ser liberados luego de la primera revisión del programa, “como más tardar el 15 de noviembre”, explicó el Eurogrupo en un comunicado.
De los 61 mil millones de euros destinados a otros fines, Atenas recibirá un primer desembolso de 13 mil millones de euros el 20 de agosto, cuando debe pagar una deuda de 3.4 mil millones de euros al Banco Central Europeo (BCE).
Otros tres mil millones de euros deberán ser transferidos poco después, pero con la condición de que el gobierno griego haya implementado una serie de acciones “clave” que quedan por determinar.
El presidente del Eurogrupo, Jeroen Disjsselbloem, confió en que la implementación decisiva y rápida de las reformas permitirá a Grecia volver al crecimiento sostenible, basado en finanzas públicas sanas, mayor competitividad, alto nivel de empleo y estabilidad financiera.
El también titular holandés de Finanzas señaló en conferencia de prensa que sus homólogos de la zona del euro “aprecian los pasos legislativos dados por las autoridades griegas en los últimos días para reconstruir la confianza”.
A su juicio, el éxito de la reforma del sistema de pensiones acordada entre Grecia y sus acreedores será “crucial para la decisión del Fondo Monetario Internacional (FMI)” de participar o no en el nuevo plan.
La institución multilateral, que debe posicionarse al respecto en octubre próximo, ya dejó claro que no contribuirá con el rescate sin una quita de la deuda griega, que considera insostenible.
Dijsselbloem aseguró que “es posible (tornarla sostenible) sin una quita”, gracias al impacto que se espera de las nuevas reformas.
A cambio de los préstamos, Grecia aceptó reformas adicionales en los sistemas de recaudación de ingresos, pensiones y salud, así como medidas para mejorar la competencia en los mercados de productos y de energía, así como en algunos sectores profesionales.
También se comprometió a alcanzar un superávit primario de 3.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de cara a 2018, con metas intermediarias de 0.5 por ciento en 2016 y 1.75 por ciento en 2017.
El programa exige, además, la creación de un fondo independiente con sede en Atenas, pero sometido a la supervisión de la Comisión Europea (CE), para gestionar un “ambicioso programa de privatizaciones”.
“El Eurogrupo espera que el gobierno heleno apruebe el plan para ese fondo hasta el final de octubre, de manera que pueda empezar a operar a finales del año”, señalaron los ministros de Finanzas de la unión monetaria en su comunicado.
El objetivo del fondo es recaudar unos 50 mil millones de euros con las privatizaciones, que incluirán los dos mayores puertos de Grecia.
Este rescate aún debe ser ratificado por los parlamentos nacionales de la zona euro, fase que podría quedar completa antes de que concluya la próxima semana.
