Leeds, Inglaterra — Lo que debía ser un momento de recogimiento y despedida se convirtió en una escena de horror para Cody y Liam Townend. Al visitar la casa de Amie Upton, directora de la funeraria Florrie’s Army, especializada en servicios para bebés fallecidos, encontraron el cadáver de su hija —que debía haber sido enterrada diez días antes— sentado en el sofá como si estuviera viendo televisión.
Este caso forma parte de una serie de inquietantes testimonios que han salido a la luz tras un reportaje de la BBC, en el que se reveló que Upton llevaba los cuerpos de los bebés a su casa, donde les leía cuentos y les ponía caricaturas. Zoe Ward, otra madre afectada, relató que al entrar en la vivienda vio dos cadáveres infantiles acomodados frente al televisor, lo que la hizo huir aterrada.
A pesar de haber operado durante ocho años en Leeds, Upton solo había recibido dos quejas formales. Tras el escándalo mediático, se le prohibió acercarse a hospitales y morgues, aunque no enfrentará cargos penales, ya que sus acciones no violan la legislación británica vigente.
La empresaria funeraria comenzó su labor tras la pérdida de su propia hija, y defendió su proceder alegando que los bebés bajo su cuidado “nunca eran dejados solos” y que en su casa “solo conocían amor”.
