Un establecimiento en Taiyuan, China, se encuentra en el centro de una controversia tras ofrecer a sus clientes la posibilidad de interactuar físicamente con cachorros de león como parte de un exclusivo servicio de té de cuatro tiempos. La iniciativa ha despertado críticas tanto por parte de defensores de los derechos animales como por usuarios en plataformas digitales, quienes califican la actividad como potencialmente peligrosa e inmoral.
El restaurante Wanhui, situado en la provincia de Shanxi, inició esta propuesta en junio pasado, promocionándola como una experiencia única para sus comensales. El paquete completo, que incluye un menú gourmet y la interacción con los cachorros, tiene un costo de aproximadamente 150 dólares, equivalentes a 1,078 yuanes. La administración del local ha asegurado que los animales están “bien cuidados” y que la supervisión está a cargo de personal capacitado. Sin embargo, videos difundidos en redes sociales como Douyin, WeChat y Weibo muestran a clientes sosteniendo y abrazando a los felinos, lo que ha generado una ola de críticas y preocupación pública.
Organizaciones internacionales y activistas también han manifestado su rechazo. Jason Baker, vicepresidente sénior de People for the Ethical Treatment of Animals (PETA), expresó su preocupación, recordando casos similares en China y señalando que estas prácticas contribuyen a la explotación de animales salvajes con fines comerciales. En particular, se aludió a una investigación reciente en Chongqing, donde un hotel fue criticado por ofrecer un “servicio de despertador” con pandas rojos, situación que reaviva el debate sobre la utilización de animales silvestres en actividades de entretenimiento y comercio.
Expertos y defensores de los derechos animales llaman a una mayor regulación y vigilancia en este tipo de actividades, advirtiendo sobre los riesgos asociados a la interacción con animales salvajes en condiciones no controladas. La polémica en Taiyuan refleja una tendencia global hacia la concienciación sobre el bienestar animal y el cuestionamiento de prácticas que, aunque consideradas tradicionales o innovadoras, pueden tener graves implicaciones éticas y de seguridad.
