La investigación en torno a Sean “Diddy” Combs, uno de los nombres más destacados de la industria musical, continúa en Estados Unidos, donde la Fiscalía lo acusa de liderar una organización criminal que operó durante décadas, utilizando “el poder, la violencia y el miedo” para ocultar sus delitos.
Durante los alegatos finales del juicio por asociación ilícita y tráfico sexual, la fiscal Christy Slavik presentó un escenario que señala al artista como responsable de abusos sexuales, trabajos forzados, sobornos y manipulación de testigos. La acusación se fundamenta en declaraciones de 34 testigos, miles de mensajes, llamadas telefónicas y videos explícitos recopilados en un proceso que duró siete semanas.
Testimonios clave, entre ellos el de la expareja Cassie Ventura, quien en 2023 acusó a Combs de agresiones sexuales y violación, aunque posteriormente retiró la denuncia tras un acuerdo económico, han contribuido a evidenciar un patrón de control y violencia. Otra víctima anónima relató haber sido forzada a mantener relaciones sexuales bajo el efecto de drogas y en condiciones de vulnerabilidad.
La fiscal Slavik describió cómo Combs se apoyaba en un círculo cercano de colaboradores, quienes actuaban como sus “lugartenientes” para silenciar a las víctimas y asegurar su impunidad. Aunque estos colaboradores no fueron llamados a declarar, se les imputan responsabilidades en la protección de sus delitos.
El impacto psicológico en las víctimas también fue destacado por la Fiscalía, que solicitó al jurado imaginar el terror y la confusión sufridos por las víctimas, en especial Ventura, para humanizar el daño y evidenciar la gravedad de los hechos.
Por su parte, la defensa de Combs negó las acusaciones y argumentó que las relaciones fueron consensuadas, calificando las denuncias como motivadas por intereses económicos o despecho. Los abogados del artista también resaltaron mensajes que, según su perspectiva, reflejan cariño y deseo por parte de las mujeres involucradas.
El proceso judicial podría tener un desenlace severo para Combs, quien enfrenta cargos que podrían llevarlo a una cadena perpetua en caso de ser declarado culpable. El veredicto del jurado se espera en las próximas horas, y su fallo tendrá repercusiones significativas en la percepción del poder y la protección en la industria musical.
Este caso, que ha capturado la atención pública, pone en entredicho las dinámicas de poder en el mundo del espectáculo y plantea importantes interrogantes sobre la justicia y la protección de las víctimas.
